lunes, 25 de julio de 2011
Poesía-susto
EL GRAFITI POÉTICO "NEORRABIOSO" - Elsa García de Blas
El País, 25 de julio de 2011
"En el cine de tu niñez pusieron un Zara. Vuestro nivel de vida es nuestro nivel de muerte".
Sus mensajes salpican Madrid. Están por todas partes, en las paredes de las sucursales de bancos, en las vallas de los parques, en las calles de Vallecas, Argüelles, Portazgo, Lavapiés. Son grafitis sencillos, con caligrafía casi infantil, toscos, feos. Pero son a la vez versos impactantes, minipoemas críticos, golpes a la conciencia.
"Que repatríen las patrias". Los hace de madrugada, a las tres de la madrugada, porque sabe que a esa hora se retira el último turno de policía. Vuelve siempre para fotografiarlos, y firma como Neorrabioso.
Desde que murió su padre, de un cáncer de pulmón, vive obsesivamente para leer y escribir. Por eso trabaja de noche como conserje, para dedicar toda su jornada a la literatura. Dice que en un año ha devorado 400 libros, tantos como grafitis ha pintado por Madrid. Los vecinos no saben que su conserje es poeta. Y que el poeta también es grafitero.
Llega sin dormir, porque viene directamente de trabajar. Es mediodía y el asfalto de Príncipe Pío parece haber entrado en combustión; viste camiseta blanca y zapatillas de deporte. Delgado y de facciones afiladas, no aparenta 37 años. Alberto Basterrechea Martínez es Neorrabioso, poeta desde hace siete años y grafitero desde hace tres.
Pide una caña y se pone a hablar. Sin rodeos.
Su filosofía de vida es peculiar. No cree en la propiedad intelectual, y promete que no ganará nunca dinero con la poesía: "Para algo que hay en mi vida bonito, no quiero mancharlo con dinero". Todos los textos que cuelga en los dos blogs que gestiona (neorrabioso.blogspot.com y batania.blogspot.com) "puede usarlos, modificarlos, y atribuírselos quien quiera". "Inmigrantes, vosotros sois el mar de Madrid". Poesía-susto. Así llama lo que hace. "Es la que lees porque la encuentras sin avisar, la gente rechaza todo lo que huele a verso". Con ella reacciona, protesta sobre lo que le indigna. "Se tarda tanto / en caer / de un andamio / si eres / búlgaro, / si eres / marroquí, / si eres / rumano, / que los diarios / publican tu muerte / cuando aún / vas por el aire", escribe en uno de sus últimos poemas.
"Creo, como Gamoneda, que la poesía puede intensificar nuestra conciencia". Sus aerosoles aparecen siempre en lugares públicos, nunca en casas ni en negocios privados. "Tampoco rompería nunca un cristal, eso es lo que me diferencia de un tío de la CNT", añade.
Apura la cerveza y se mete en lo personal. "Yo no soy un escritor por vocación, escribo desde que murió mi padre, si me lo devuelven dejo de escribir". Hasta los 30 años vivió en un caserío de Vizcaya con sus padres y sus tres hermanas. Allí nunca aceptaron que un vasco se casara con una burgalesa. "Mi padre perdió a todos sus amigos". Por eso se define como "radicalmente antivasco y antiespañol". También es el motivo por el que firma como Neorrabioso: "En mi primer recital me dijeron que había estado muy rabioso, que hablaba como si estuviéramos en el franquismo... Les contesté que de donde yo venía a la democracia no se la veía por ningún lado".
El 15-M le ha devuelto la inspiración. La había perdido desde que su novia de toda la vida le abandonó, "cansada de vivir dentro de un poema". Acampó una semana en la Puerta del Sol, y encontró nueva musa en una de las líderes de Juventud Sin Futuro. "Lo mío ha sido una revolución de amor". A los indignados les ha dedicado una de sus últimas pintadas. "No somos perroflautas, somos tigreflautas", decora una pared de ladrillo visto cercana a su casa. Dos mujeres pasan por delante sin dirigirle ni una mirada furtiva.
Los grafitis no son un pasatiempo, son parte de su fórmula, "blog más aerosol más mucha caradura". Pero su verdadero objetivo es otro: "Vivo con la locura de buscar la gloria", reconoce sin un ápice de ironía. No queda ya nada de cerveza en el vaso y sentencia: "Me digo, Batania [su otro nombre artístico], tienes que ser grande, intenta ir a por Quevedo". "Liberqué, igualiquién, fraternicuándo". El programa Word subraya en rojo sus juegos de palabras: "¿Occidónde? Inmigracias".
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