lunes, 28 de enero de 2019

Una mujer que cría salamandras y helechos en el sobaco

Los hermosos cantos chamánicos de María Sabina

Una curandera que además era poeta y que hoy es parte de los símbolos más sagrados de México, que lo conectan con sus raíces, entre el pasado y su presente...

Poeta, sabia y curandera, así era María Sabina, la promotora de la magia y la medicina tradicional más famosa de México y el mundo, quien en sus cantos evocaba los incontables milenios de conocimientos que le fueron dados por sus antepasados. Homero Aridjis, en su momento, la llamó “la más grande poeta visionaria de América Latina en el siglo XX”.


María Sabina
Hoy voy a hablarte de su cantos. A mediados de los años 50, Gordon Wasson, durante una de sus visitas a María Sabina, registró en el disco “Mushroom Ceremony of the Mazatec Indians of Mexico” los cantos sanadores de esta grande curandera. En Youtube tienes acceso a todo el disco:
María Sabina es poesía en su estado más puro, donde se honra más el contenido que las formas, la sinceridad que la rima. A continuación, te traigo dos cantos de María Sabina, para que puedas leerlos y conmoverte.

“Soy mujer que mira hacia adentro
Soy mujer luz del día
Soy mujer luna
Soy mujer estrella de la mañana
Soy mujer estrella dios
Soy la mujer constelación guarache
Soy la mujer constelación bastón
Porque podemos subir al cielo
Porque soy la mujer pura
Soy la mujer del bien
porque puedo entrar y salir del reino de la muerte
Soy una mujer que llora
Soy una mujer que escupe
Soy una mujer que ya no da leche
Soy una mujer que habla
Soy una mujer que grita
Soy una mujer que da la vida
Soy una mujer que ya no pare
Soy una mujer que flota sobre las aguas
Soy una mujer que vuela por los aires
Soy una mujer que ve en la tiniebla
Soy una mujer que palpa la gota de rocío posada sobre la yerba
Soy una mujer hecha de polvo y vino aguado
Soy una mujer que sueña mientras la atropella el hombre
Soy una mujer que siempre vuelve a ser atropellada
Soy una mujer que no tiene fuerza para levantar una aguja
Soy una mujer condenada a muerte

María Sabina

Soy una mujer de inclinaciones sencillas
Soy una mujer que cría víboras y gorriones en el escote
Soy una mujer que cría salamandras y helechos en el sobaco
Soy una mujer que cría musgo en el pecho y en el vientre
Soy una mujer a la que nadie besó jamás con entusiasmo
Soy una mujer que esconde pistolas y rifles en las arrugas de la nuca.
Soy mujer que hace tronar
Soy mujer que hace soñar
Soy mujer araría, mujer chuparrosa
Soy mujer águila, mujer águila dueña
Soy mujer que gira porque soy mujer remolino
Soy mujer de un lugar encantado, sagrado
Porque soy mujer aerolito”.
“Soy un ciervo: de siete púas,
Soy una creciente: a través de un llano,
soy un viento: en un lago profundo,
soy una lágrima: que el Sol deja caer,
soy un gavilán: sobre el acantilado,
soy una espina: bajo la uña,
soy un prodigio: entre las flores,
soy un mago: ¿quién sino yo
inflama la cabeza fría con humo?

Soy una lanza: que anhela la sangre,
soy un salmón: en un estanque,
soy un señuelo: del paraíso,
soy una colina: por donde andan los poetas,
soy un jabalí: despiadado y rojo,
soy un quebrantador: que amenaza la ruina,
soy una marea: que arrastra la muerte,
soy un infante: ¿quién sino yo
atisba desde el arco no labrado del dolmen?
Soy la matriz: de todos los bosques,
soy la fogata: de todas las colinas,
soy la reina: de todas las colmenas,
soy el escudo: de todas las cabezas,
soy la tumba: de todas las esperanzas”.





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