Ayer para un casorio acá en Bella Vista, me estrené estas sandalias que me compré en los últimos días en Barcelona. Compré de todo durante el viaje pero los euros que me pagaron en la facultad por mi asistencia al Congreso Cervantista no eran de goma. Tarjetié un poco, veremos cómo lo pago, pero todo estaba muy caro para nosotres. Así que cuando vi esta oferta de dos por 12 euros aproveché. Mi compañera de viaje, compañera de estudios cervantistas, estaba a la pesca de todas las ofertas de cualquier tipo, pero yo prefería los detalles y objetos de arte y de creatividad del lugar más que cualquier cosa en Primark o en El corte Inglés o el Freeshop (espacios espantosos que acabo de descubrir).
La cosa es que en esta zapatería en Barcelona no atendió una chica hindú de las muchas y muchos que se ocupan de los comercios de comida (como Apu en los Simpson) o de ropa y te agarran y te regatean hasta sacarte las ganas de nada. Pero esta chica era lo más amable, hablaba raro pero tenía paciencia. Así que me traje estas blancas, otras parecidas negras y unas rojas que la Euge calificó de "para fraile" pero cumplen con mis requisitos de comodidad y belleza original.
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