martes, 21 de febrero de 2017
Ya volví con el deber cumplido
La colgada organiza ensayo con la amiga a las 10 de la mañana y taller de canto a las 6 de la tarde, total tiene todo el día libre. Cuando la amiga se va a la una del mediodía, se come otra porción de budín, se pone la maya, se mete a la píle, saca las hojas con el colador, junta soretes de perro y gatos, saca yuyos, escucha el celu pero no le da bola, su hijo le dice que está sonando y se lo alcanza por la ventana y ella le dice que espere. Cuando ve el nombre del secretario de la escuela en el celu se pregunta, ofendida: "Este qué querrá". De repente, algo se conecta en la cabeza de queso gruyere: ¿hoy es martes? ¿hoy es 21 de febrero? ¿mi horario era a las 13? Son las 13.38 y la jeta no le alcanza para llamar y pedir disculpas y preguntar si la esperan o reprogramamos la mesa de examen. Vuela en dodge hasta la escuela, pero igual va fumándose un puchito y pensando, bajo el chaparrón violento que se larga apenas sale, que qué bueno que arregló la máquina celeste que anda tan bien y que ya casi no siente miedo al embragar y frenar con la pata izquierda. Sus alupnas, divinas, se alegran de verla llegar 14.05 y ella les dice que les hubiera tomado examen en la pelopincho pero se le iban a mojar los libros de actas.
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