jueves, 4 de febrero de 2016

No es autoboicot, es la vieja que vive en mí

Mientras reinicio canto y me mato con Juan Luis Guerra y Café Tacuba, mientras flasheo con percu, mientras planeo taller literario propio y ajeno en la isla, mientras leo a mil ojos y escribo con todo el cuero, hay una voz de mierda dentro mío que me dice que tengo que llamar a Gustavo para que arregle mi auto o para saber cuándo lo va a arreglar o para decidir si tengo que buscarme otro mecánico porque él no se ocupa o para chusmear en qué anda o para comprobar que otra vez se le rompió el auto (lo vi a pata por la calle) y que todos sus últimos planes que me contó ya se le fueron al carajo.
¿Para qué? Decime para qué.

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