LLevo dos noches tranquis, sin sexo, sin peleas, casi sin nada. Con calor de hombre, con abrazo, con ternura, con buendía y qué linda estaba el agua del baño y tapame la espalda. Podría decir que necesito más deseo, más festejo, más aventura, más decidir qué es esto que tenemos y qué pasó hace un mes y qué va a pasar el mes que viene.
Pero no. Mejor no. ¿Cuánto pedí tranquilidad y simpleza? Y bueno, es así.
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