Yo misma me cavo mi propia fosa, hago de mí algo tan visible, tan exagerado, que cuando no logro el final feliz, el despliegue deslumbrante me siento una infeliz. Y no es verdad, no es verdad: ni soy tan loca, ni tan especial, ni tan desgraciada. Y lo que tengo con él no es lo increíble, lo épico, lo que nunca sucedió en el universo y contradice todas las típicas pelotudeces humanas, es una pareja, con sus kilombos, sus aburrimientos, sus mezquindades, sus traiciones, sus renuncios, como cualquier hijo de vecino.
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