martes, 31 de marzo de 2015

Ayer hablábamos con las chicas

Con Celia, Nuria y Silvana. En el patio de mi casa, delante de mi torta de cumpleaños. De mi asquerosa monogamia física, la que no me deja calentarme más que con un solo hombre, más allá de todo lo que me gusta la gente y teorizar sobre el amor y la amistad.
Entonces, a la noche, mi inconciente reparador, el que no me deja mentir y me avisa cuando boludeo, me hizo soñar que de repente, de golpe, sorpresivamente, al otro día de esta conversación con las chicas (o sea hoy) yo estaba no sé dónde, hablando con no sé quién y, por detrás del hombro de quien me hablaba, se me aparecía un hombre como de 30 años, cara blanca, pelo negro, barba apenas, sonrisa no boba, boca generosa, ojos oscuros, explicándome algo que él había hecho, una obra de arte que él había hecho, no sé si era una escultura o una pintura o algo así. Y yo decía: Apa, a éste sí me lo cogería y justo ayer les decía a las chicas que era imposible.

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