Mijita se llevó pal NOA tres ejemplares de Mi tren monoplaza. Uno lo dejó en la Biblioteca Popular de Amaicha, otro en un puesto de artesanos en Cafayate y el tercero dice que lo estuvieron leyendo su mejor amiga y otro viajero en el micro. No se avivaron de regalárselo al pibe y, como Lucía dijo que "NO sabía que estaba tan bueno", se lo quedó ella. (Tener que ir hasta allá para ganar una lectora tan cercana, je)
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