domingo, 27 de abril de 2014

“Escritor marginal mata escritor inmortal”

Copados por las letras testimoniales

Estéticas. Animadores y poetas de los “saraus” paulistas -sesiones de lecturas improvisadas y contestatarias- ofrecerán charlas en nuestra Feria.


En 2001, el escritor brasileño Ferréz hizo una antología de textos producidos en las barriadas pobres de San Pablo para la prestigiosa revista literaria Caros amigos y le puso como título “Literatura marginal”. Al inventar este sello, Ferréz logró reagrupar las innumerables producciones literarias que nacían en la periferia de la megalópolis. Eran poemas, crónicas y testimonios que circulaban en publicaciones artesanales y textos que se leían en bares de la periferia –en los saraus – como un modo de crear comunidad y resistir al abandono y la violencia a la que parecían condenados. Hoy, 12 años después, la literatura marginal es la protagonista de la delegación de San Pablo para la 40ª Feria del Libro y Ferréz –que presentará su novela Dios se fue a almorzar – uno de sus principales animadores.
No es la primera vez que Ferréz visitará nuestra ciudad. Su segunda novela Manual práctico del odio fue traducida en 2012 y su autor llegó invitado por la cátedra de literatura brasileña de la UBA. Además fue recibido por el Colectivo Todo Piola que, con motivo de su visita, armó un debate sobre el título: “¿de qué hablamos cuando hablamos de lo marginal? Salir del gueto sin caer en el estereotipo”. La presencia de Ferréz activó cuestiones estético-políticas sobre cómo escritores de origen marginal irrumpen en la elitista ciudad letrada para transformarla e impugnarla.
La delegación de paulistas que nos visitará está formada por autores provenientes de la literatura marginal y de los saraus de la periferia. La especialista Lucía Tennina -investigadora, traductora de Ferréz y encargada de las actividades porteñas de los visitantes- explica que la práctica del sarau se sigue extendiendo, ya no solo por la zona sur de San Pablo, donde se originó. Antiguamente los saraus eran reuniones que las familias de la casa grande (de los señores propietarios) hacían para que se cortejara a la dama con diferentes performances artísticas, y a partir de allí ella pudiera elegir el mejor candidato. “Los cambios en la estructura social hicieron que esta práctica se olvidara, hasta que la periferia paulista decidió apropiársela, aunque haya tomado la palabra sarau casi como un significante vacío, ya que nada tiene que ver con la forma del siglo XIX”. Como dijo Sergio Vaz, el fundador del sarau de Cooperifa, uno de los más antiguos: “pensaban que íbamos a usar los bares para emborracharnos y pelearnos pero los llenamos de poesía y afectos”.
Luiz Bagolin, director de la Biblioteca Mário de Andrade y encargado de hacer la selección de escritores, explicó que uno de los objetivos era contrarrestar el hecho de que “tal vez San Pablo sea la ciudad más conservadora y elitista de Brasil”. Según Bagolin, la producción marginal es de “una gran fuerza y belleza y está tan marginada del mercado editorial que merecía estar en la Feria”. Sin embargo, uno de los aciertos de la literatura marginal fue no haberse planteado como una producción antimercado, y hubo autores –Ferréz es el caso más evidente– que no dudaron a la hora de firmar contrato con editoriales grandes con una postura muy lúcida: no se trata de estar afuera del mercado sino de usarlo para visibilizar la marginalidad y modificarla. Es verdad –como dice Bagolin– que sus autores comienzan autogestionándose sus publicaciones, pero eso es algo que entre los poetas, cualquiera sea su origen social, es bastante habitual.
La elección hay que verla también en contraposición al conjunto de escritores que Brasil llevó a la importante Feria de Frankfurt en 2013. Como observó un periódico alemán, entre los setenta autores convocados a representar a Brasil, había “sólo un negro –el carioca Paulo Lins – y apenas un descendiente de indios, el paranaense Daniel Munduruku”. Como dijo Silviano Santiago, uno de los escritores más importantes de la actual literatura brasileña, “en lugar de aprender la lección de ese craso error, se reincide en la réplica con color opuesto y también excluyente. No se aprende nada en Brasil cuando se trata de comitivas oficiales con finalidad de divulgación artística”.
También la elección hubiera tenido un sesgo muy excluyente, poco representativo de la diversidad cultural y literaria de San Pablo, si no fuera porque en la extensa lista de visitantes hay también autores que no pertenecen al movimiento de literatura marginal, como Joca Terron, Marcos Siscar, Andrea del Fuego, Lourenço Mutarelli, Ricardo Lisias, Marcelino Freire y Arnaldo Antunes, estos dos últimos con fuertes lazos con la literatura marginal. Marcelino Freire, que ya tiene dos libros traducidos al castellano ( Cuentos negreros y Nuestros huesos ) y que es, según Joao G. Noll, uno de los jóvenes más talentosos, está feliz con traer los saraus a Buenos Aires: “Generalmente, para las ferias internacionales, la gran mayoría que representa a nuestro país está formada por escritores que publican en las grandes editoriales. La curadoría está de parabienes en este sentido, el de llevar, repito, lo que hay de más vigoroso, hoy, en nuestra literatura, para agitar la Feria del Libro de Buenos Aires”. A propósito de este fenómeno, Marcelino Freire escribió un microcuento que dice así: “Escritor marginal mata escritor inmortal”.
Lo más estimulante de la movida paulista es que no privilegia nombres de autores sino un fenómeno estético y social: los protagonistas serán, más que uno u otro autor, los integrantes de los saraus , escritores poco conocidos aun en su país de origen pero que traerán sus poemas y sus relatos en sus bolsillos y los sacarán para leérselos o cantárselos al público porteño. Se trata de una escritura que se apoya mucho en el contexto y en razones sociales, y justamente por eso será interesante ver los efectos que produzca en la audiencia: si va a suscitar la típica conmiseración paternalista por los pobres o si va a servir para repensar y cuestionar nuestra idea de la literatura y la cultura. Hay una certeza: la experiencia no nos va a dejar indiferentes y tal vez sea un hito –esa es la gran expectativa– en la literatura marginal que, desde hace un tiempo, está despuntando también en Buenos Aires. Como dijo Luan Luando, poeta de los saraus que vendrá como invitado a la feria, “somos tan abandonados por el poder público que fuimos construyendo nuestros medios de supervivencia. La literatura nos llevó a lugares que jamás habíamos imaginado”.
El autor de esta nota es ensayista y profesor de Literatura Brasileña en la UBA. Fue docente invitado en San Pablo, Stanford y Harvard.

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