miércoles, 12 de junio de 2013

El feminismo nunca ha matado a nadie

Todxs somos responsables del asesinato de Ángeles Rawson



Del blog Basta de sexismo



En estos días, Argentina está conmocionada tras el descubrimiento del cadáver de una adolescente de 16 años, Ángeles Rawson, en un basural, con signos de haber sido violada y estrangulada, un día después de que su familia señalara su desaparición.

Todxs se elevan, por supuesto, contra este horrendo crimen, y reclaman justicia.

Pero la mayoría, su padre incluido, lo atribuyen a la "inseguridad" en las calles del país, a la corrupción, y más generalmente, a la inoperancia del gobierno de Cristina Fernández. "Hay que ser responsable a la hora de votar y acordarnos de todo esto a la hora de votar", dijo Franklin Rawson por la radio.

Pero Ángeles Rawson no fue víctima de circunstancias socio-político-económicas particulares. No fue víctima de políticas de seguridad mal llevadas. No fue víctima de la pobreza o de la miseria.

Ángeles Rawson no fue víctima de la "ola de inseguridad".

Ángeles Rawson fue víctima de nosotrxs mismxs. Víctima de una sociedad patriarcal que otorga a los varones poder sobre las mujeres. Víctima de la dominación masculina todavía vigente, y que nos negamos a ver, prefiriendo atribuir este crimen a un "enfermo" o un "monstruo".



Ver al violador y asesino de Ángeles como un enfermo es eximirlo de culpa. A un enfermo no se lo encierra en una cárcel: se lo pone en un psiquiátrico para tratar de curarlo.

Pero además, verlo como un enfermo, alguien fuera de las normas, fuera "de sí", fuera del mundo "normal", nos exime a nosotrxs de la responsabilidad, como sociedad, en la fabricación de varones violentos, golpeadores, acosadores, violadores, asesinos de mujeres.

El asesino de Ángeles Rawson no es ningún enfermo. Es el resultado de una sociedad que enseña a sus niños que el cuerpo de las mujeres es un bien de consumo, está a su disposición, y sólo hace falta que se acerquen para usarlo.

Una sociedad que se ríe con ternura cuando ve a un niño levantar la falda de una niña, sin explicarle jamás la noción de consentimiento y sin hacerle entender que esto está mal.

Una sociedad que usa el cuerpo desnudo de las mujeres para vender desde un jabón hasta un auto, mostrando a lxs niñxs que el cuerpo de las mujeres está ahí, disponible para todxs, y en particular para los varones.

Una sociedad que eleva el "piropo" al rango de halago en lugar de verlo como un acoso y una agresión.

Una sociedad que no entiende que entre un "piropo" y lo que le pasó a esta pobre muchacha, sólo hay una cuestión de grados, no de naturaleza.

Una sociedad que no entiende que el mismo mecanismo que da permiso a los varones a decirle a una chica en la calle "chupámela toda" o "qué linda que sos, mamita", es el que le da permiso para violar y matar: este cuerpo es mío porque es mujer y soy varón.

Somos capaces de ver en una violación un acto de dominación masculina, de atribuirla a la violencia de género. Pero no somos capaces de entender que el acoso callejero y la violación parten de la misma base, la que otorga a los varones el derecho de opinar, actuar, apropiarse del cuerpo y la intimidad de las mujeres.

Ni un "piropeador" ni un violador son monstruos. Ambos aplican de manera muy obediente el discurso patriarcal y la educación recibida a través de todas las instancias sociabilizadoras. La única diferencia es cuán lejos llega cada uno.

La violencia de género no entiende de gobiernos, de política, ni siquiera de países. Este mismo tipo de violencia ocurre en el resto de América Latina, en Estados Unidos, en Canadá, en España, en Francia, en Inglaterra, en Italia... por hablar solamente de los países occidentales.

Y esto seguirá ocurriendo mientras eduquemos a nuestrxs hijxs con estereotipos de género, chistes sexistas, publicidades sexistas, lenguaje sexista, acoso callejero, que alientan a pensar que, de cierto modo, el cuerpo de las mujeres pertenece al ámbito público, y que existe una dicotomía santa/puta que protege a las virtuosas y condena a "las otras".

Por eso mismo este crimen es tan inaceptable para muchxs. Hay que escuchar decir que Ángeles era "una chica bien", "un ángel", como si ser una atorranta justificara que la violen y maten salvajemente.

Por más que Ángeles hubiera sido la última de las putas, su crimen habría sido igual de horrendo, de espantoso, de condenable.

Extrañamente, cuando violan y asesinan a putas, nadie sale a la calle a reclamar por justicia ni se moviliza en las redes sociales para condenar el crimen. Y eso que ha ocurrido, mucho más de lo que creemos.

Porque tenemos integrada la idea de que una mujer tiene que ser una santa si quiere ser respetada.

El machismo está dentro de nosotrxs. De todxs nosotrxs. El solo hecho de indignarnos tan masivamente ante este horrible crimen, y no ante el de mujeres menos "virtuosas", muestra que, como sociedad, somos parte del mismo mecanismo que llevó a la muerte de Ángeles Rawson.

El feminismo, que lucha contra estos estereotipos, nunca ha matado a nadie.

El machismo mata TODOS los días. Y seguirá matando mientras no derribemos al patriarcado.



Tomado de http://bastadesexismo.blogspot.com.ar/2013/06/todxs-somos-responsables-del-asesinato.html

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