"Ella había inaugurado el candor. El cielo se rompía y se lamentaba mientras ella se pintaba los labios. Qué arte elemental su boca incauta, nocturna. Cómo no amarla, tan frágil y solitaria como un universo".
En "La perfecta otra cosa", de Fernanda García Lao. Editorial El Cuenco de Plata
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