domingo, 13 de octubre de 2024

La geisha obediente se esconde a dormir

 Tres Geishas. Graciela Cros


VI


Sin fuerzas ya

la geisha obediente

se esconde a dormir

entre las altas hierbas

y no puede.


Esos trabajos

que te impones, le digo.

Esos esfuerzos 

que haces

para el placer ajeno,

no te dejan soñar.

Terminan

Con tus aves.

Dan razón

A la muerte.


Vuélvete ya

Contra ti misma.


Rompe con el mandato:


Prende fuego a tu traje.


VII


En este hotel llamado Londres

la geisha omnipotente

se ha puesto a pensar:


¿Qué hago aquí

manchando los brocados

de la sala

con esta sangre

negra?


No es Inglaterra, es Chile

y mi sangre

debería ser roja

en este hotel llamado Londres

de Santiago


Has de saber, la calmo, has de saber

-hundida como estás en la severidad y la torpeza-

que ni siquiera tú,

ni siquiera tú…


Entonces

ya no sigas.


Abandona la escena imperfecta.


Ni siquiera tú,

soberbia, herida, triste.

.

A ver si lo aceptas.


VIII


Tiembla 

su corazón de pájaro

detrás 

de la brillante vestidura.


¿Cuán importante es?


pregunto 

a la geisha amenazada.


Esa puerta cerró.


El hombre, 

al otro lado, no te oye.


El hombre, 

al otro lado, tiene la llave

que anhelas.


¿Cuán importante es?


No te detengas 

frente a una puerta clausurada.


Aprende a confiar 

en la zozobra 

del propio movimiento.


No es él, 

al otro lado, no lo es.


Es 

tu temblor 

el que amenaza.




.

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