lunes, 19 de agosto de 2024

La Cenicienta se llamó Ródope

 La Cenicienta Original.


Su historia llegó a nosotros por medio de Walt Disney, está basado en un cuento popular que, tanto los hermanos Grimm como el francés Perrault, recogieron en sus libros. 


Sin embargo, las raíces de la narración parecen estar mucho más alejadas en el tiempo. 


Al principio se transmitiría de forma oral, fue registrada por primera vez por el griego Estrabón en su obra Geographica (libro 17, 33).

Pero la verdadera leyenda ocurre en el antiguo Egipto.

La protagonista se llamó Ródope, que en griego significa “mejillas rosadas”. 


Ella era una bella muchacha nacida en Grecia que había sido raptada por unos piratas y vendida como esclava en Egipto.

Su amo era un anciano, que no sabía que las criadas que servían en su casa se reían de Ródope por el color de su cabello rubio y sus ojos verdes. 


Además, la piel de las sirvientas era de un tono cobrizo, mientras que la de ella era pálida y sus mejillas se sonrojaba fácilmente con el sol. 

La apodaron Ródope y así pasó a la historia.


Tenía como únicos amigos a los animales de la casa y de las orillas del Nilo, la hacían cargar con las tareas más pesadas. 


Un día su amo la vio bailando muy bien cuando se encaminaba al río y, asombrado por su talento, le regaló unas sandalias rojas y doradas para que llevara los pies cubiertos. 


Eso la convirtió en objeto de las envidias de las otras muchachas. 

Pasado un tiempo cuando el faraón se hallaba en la ciudad de Menfis, convocó a todos sus súbditos a una gran fiesta. 


El anciano, invitado llevó consigo a todas sus criadas, incluida Ródope, que se engalanaron para tan majestuoso acontecimiento. 

Pero cuando llegó el momento de salir, las criadas obligaron de forma cruel a Ródope a quedarse a terminar las tareas pendientes de la casa, de manera que perdió la oportunidad de ir a la gran fiesta del faraón.

Desolada, se acercó al río a ver a sus amigos los animales. 


Se descalzó para bañarse en el río y al dejar las sandalias en la orilla, un halcón se acercó volando y le robó una de ellas.

Ródope lloró amargamente la pérdida, ese calzado era lo único de valor que la muchacha poseía, así que volvió a la casa guardando la sandalia que le quedaba entre sus ropas. 

Ahora no le cabía duda de que las burlas de sus compañeras serían aún peores. 


Lo que ignoraba era que el halcón que le robó la sandalia era el mismísimo dios Horus.


Mientras, en Menfis, el faraón observaba aburrido la fiesta, cuando un halcón depositó en su regazo una sandalia roja y dorada. 

Creyendo que era el propio Horus que le enviaba una señal, recogió la sandalia y al instante se apoderó de él una curiosidad por encontrar a su dueña. 


Así que empezó a buscarla por todo Egipto. 

El faraón envió emisarios a todos los rincones en busca de la propietaria de la sandalia. 

Él mismo viajó a lo largo del Nilo en su barca para descubrir a la desconocida doncella.


Hasta que un día llegó a la casa donde vivía Ródope.

Al ver al faraón con la sandalia, enseguida las criadas supieron que era la de Ródope, pero no lo dijeron y ella no se atrevió a acercarse a calzarse la sandalia porque la obligaron a esconderse en unos juncos y mientras se probaron la sandalia, pero a ninguna le quedaba. 


Cuando acabó, el faraón iba a marcharse, pero vio a Ródope escondida entre los juncos, la hizo acercarse y la invitó a probarse el zapato. 

La chica se la calzó sin problemas y le enseñó la otra que tenía guardada entre sus ropas, quedando claro que Ródope era su dueña. 

El faraón exclamó que la haría su reina. 


Algunos le dijeron que era extranjera, a lo que él contestó que Ródope era la más egipcia de todas ya que sus ojos eran verdes como el rio Nilo, su pelo tenía el color del papiro y su piel tenía un tono tan rosado como la flor de loto. 


Así fue como se convirtió en reina de Egipto.

Y se transformó en Leyenda.





 (Fuente: Noticias, curiosidades y otras tonterías).



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