domingo, 18 de febrero de 2024

Quiero más Andruetto

 

  • Maria Teresa Andruetto
    Foto: Hugo Suárez
    ENTREVISTA LITERARIA

    María Teresa Andruetto: “Para mí la literatura es una memoria interpeladora"

    26 Febrero 2023

    Además de ser una prolífica narradora, poeta, ensayista, reconocida escritora de literatura infantil y juvenil, María Teresa Andruetto también es una gran promotora de la lectura y difunde desde hace años a escritoras argentinas inéditas u olvidadas. Obtuvo, entre otros, el Premio Hans Christian Andersen, el Konex de Platino y el Premio Trayectoria del Fondo Nacional de las Artes.  

    El pasado jueves 23 de febrero en la Casa de la Cultura de Villa Allende, en su Córdoba natal, María Teresa presentó Aldao, su última novela publicada por el sello Penguin Random House (2023).

    La tapa del libro está ilustrada con una foto de Adriana Lestido de la serie 

    María Teresa Andruetto: “Para mí la literatura es una memoria interpeladora"


    26 Febrero 2023

    Además de ser una prolífica narradora, poeta, ensayista, reconocida escritora de literatura infantil y juvenil, María Teresa Andruetto también es una gran promotora de la lectura y difunde desde hace años a escritoras argentinas inéditas u olvidadas. Obtuvo, entre otros, el Premio Hans Christian Andersen, el Konex de Platino y el Premio Trayectoria del Fondo Nacional de las Artes.  

    El pasado jueves 23 de febrero en la Casa de la Cultura de Villa Allende, en su Córdoba natal, María Teresa presentó Aldao, su última novela publicada por el sello Penguin Random House (2023).

    La tapa del libro está ilustrada con una foto de Adriana Lestido de la serie “Mujeres presas” (1991-1993), donde vemos una mujer de espaldas subida a una silla y mirando por una ventana; su cuerpo inclinado transmite soledad y una situación de espera en ese querer atisbar el afuera desde su encierro. Esta escena se vincula directamente con la trama de la novela, que se desarrolla en distintos tiempos históricos y con diferentes voces narradoras. Hay todo un linaje de mujeres que viven, esperan, paren y abortan en pensiones, en la clandestinidad, en psiquiátricos, en el exilio y en condiciones precarias.

    “Yo me pasaba las noches mirando hacia lo oscuro desde la ventana, sin dormir o durmiendo malamente, o recostada junto al canasto donde dormía la nena, hasta que asomaba el día”, leemos en el capítulo “La pequeña Aldao”.

    El título de la novela se refiere a ese espacio ficcional que ya había aparecido en otras obras de la escritora, como en Lengua madre y en el relato “Gina” del libro No a mucha gente le gusta esta tranquilidad. En sus nueve capítulos Aldao hace un recorrido no lineal por la historia de una militante política que arranca en el contexto de la última dictadura militar argentina y llega hasta la reciente pandemia.

    La memoria y la construcción de la identidad son temas fuertes en toda la obra de María Teresa y en esta novela son ejes fundamentales. En el capítulo “Diana” podemos leer: “La memoria es una máquina de proyectar, una vez encendida nada puede detenerla y entonces ella va como una pequeña barca en la tormenta, de una orilla a otra, va desde lo grande a lo pequeño, desde esta marcha del 24 a la habitación donde nació, hacia la resistencia de su madre a la miseria y el abandono”. 

    Imagen
    Tapa Aldao.Maria Teresa Andruetto

     

    En diálogo telefónico con Fractura, la voz de la escritora a quienes sus colegas, amigos y lectores llaman cariñosamente "la Tere", suena cálida y reflexiva desde su Córdoba natal. La entrevista gira en torno a su flamante novela Aldao, a su reciente participación en el Festival Poesía Ya! realizado en febrero, a su trabajo en Editorial Universitaria de Villa María (Eduvim) y a sus próximos libros.

    AGENCIA PACO URONDO: En tu última novela, Aldao, aparece el contexto de la última dictadura argentina como en gran parte de tu obra, por ejemplo en La mujer en cuestión o el relato "La parisina" ¿Qué significado tiene retomar hoy el tema de la memoria de esos años oscuros?

    María Teresa Andruetto: La dictadura en la Argentina sucedió entre mis 20 y 30 años, década en la cual las personas se instalan en la vida, es una etapa muy vital de construcción personal. Me interesa mucho el tema porque nos marca a todos como país y como generación por llegar en un momento donde se sientan las bases de la vida. Particularmente me interesa el tema del exilio y lo que podríamos llamar la gente común. No soy una persona a la que en su proyecto de escritura le interese lo heroico, los grandes referentes, sino un poco más abajo, las bases de la sociedad, cómo se vivió eso, tanto en las personas perseguidas que tenían miedo de ser desaparecidas como en las personas que miraron sin ver, o delataron, traicionaron o rechazaron a otras personas. Todo lo que hay ahí de mezquindades y solidaridad, en un sector de la sociedad que es sobre todo el de las clases medias y medias bajas, aunque en Aldao se llega más a una zona de marginalidad, muchas veces provocada por ese exilio. Ver ahí qué aparece, cómo piensan y sienten, cómo puedo mirar para comprender ese sector social que he transitado y del que provengo también.

    Me parece fundamental una memoria no solo con respecto a esos años oscuros sino también de los años oscuros en otros sentidos de nuestra vida en comunidad, la memoria como un componente central en la búsqueda de identidad de un pueblo, en el modo de asentarse en algunas cuestiones y en el modo de cuestionar otros asuntos. Para mí también la literatura es memoria, pero no una memoria idealizadora, anquilosada, sino una memoria interpeladora de lo que nos ha pasado y de lo que nos sucede hoy. Una memoria que ponga en cuestión, que desarme los lugares comunes y que vaya a intentar ingresar por las fisuras para ver un poco más cada vez. En ese sentido es una memoria que nunca es igual, que tiene algunas constantes pero que está todo en tiempo en transformación como la vida misma.     

    Hay una memoria más oficial o una memoria de la historia pero la literatura puede ir a lugares adonde la historia y el discurso oficial no van, incluso hasta donde no van quizás los organismos de Derechos Humanos porque en la ficción se puede imaginar uno de qué modo pasó, sucedió, nos atravesó la dictadura en las vidas anodinas de una sociedad, en las vidas que de otra forma no han sido registradas.

    APU: ¿Qué podés comentarnos acerca de este linaje de mujeres que mencionás en Aldao con varias generaciones atravesadas por el patriarcado? También es un tema fuerte en tu obra.

    M.T.A.: Es algo a lo que le presté atención desde muy temprano tal vez porque vengo de una genealogía de mujeres fuertes, tradicionales en sus concepciones, en algunos casos jefas de hogar y si no mujeres que han trabajado y sostenido a la par la casa, cosa que era más bien de los sectores económicamente más deprimidos. Luego mi madre en otro contexto con una vida distinta fue una mujer con una subjetividad muy rica, una intensidad lectora muy interesante y ya una mujer con un pensamiento un poco distinto para la época sin ser directamente alguien que haya hecho una ruptura, porque fue ama de casa, vivió en un pueblo, pero sí una mujer cuyo pensamiento iba un poco más adelante que el de las mujeres de su entorno y de su pueblo y de su edad; eso me atraviesa mucho.

    APU: En la novela aparece el contexto de la reciente pandemia. ¿Cómo te atravesó en la escritura? ¿Lo narrado en estos capítulos nació en esos días? 

    M.T.A.: Sí, una parte de la novela la escribí en ese tiempo. Ya tenía una buena parte escrita de la novela cuando llegó la pandemia. Esto me dio por un lado el tiempo más preservado para escribir porque yo la terminé al final del primer año de la pandemia, fue ese año de aislamiento más duro, con mucho tiempo para escribir y a la vez muy atravesada por esa tragedia mundial. Fue antes de que llegaran las vacunas entonces también sin saber cuánto tiempo se extendería nuestra vida en esas circunstancias. Aldao era una novela que ya venía escribiendo y en la que la pandemia ingresó. Cuando uno escribe, en este caso la novela han sido dos años y un poco más de escritura, también ingresa la vida que se va viviendo.     

    "Puedo mirar la miseria, la carencia y encontrar ahí también algo de luz, algún resplandor de lo humano, porque la vida late en las personas aun en las circunstancias más adversas y a veces en esas situaciones se descubren una solidaridad y una humanidad conmovedoras".

    APU: Hay un cambio de registro hacia lo poético y también en el cuerpo de la escritura en capítulos como el de Diana e Ilaria. ¿Qué te llevó a escribirlos en prosa poética?

    M.T.A.: Sí, hay un par de capítulos que están narrados con un registro poético, incluso en la forma misma, trabajé mucho las bajadas, ciertas palabras están solas como si fuera realmente un poema pero a la vez contando algo. Yo necesitaba un narrador diferente de la narradora en primera persona muy coloquial que me daba la posibilidad de mostrar una situación de vida muy cotidiana. Luego a lo largo del proceso de escritura van apareciendo necesidades; cuando necesité hablar sobre Diana yo no quería usar la primera persona pero sí quería hablar de sus sentimientos, de su interioridad, entonces ahí hay un narrador en tercera; también en el capítulo de Ilaria, un narrador que es como si fuera de algún modo la conciencia (un poco Julieta de Lengua madre, podría entrar ahí) que es como si fuera el alma, la psiquis del personaje, que me permita decir lo más hondo porque mira desde adentro pero que a la vez no use la primera persona, entonces hay un juego de lengua que es el de lo poético que además me parece que hace contrapeso con los otros modos de contar. Habría como distintos géneros dentro de la novela.        

    APU: ¿Cómo fue la construcción de los personajes? Son muy vívidos, entrañables y hay una mirada piadosa sobre ellos. Me conmovieron mucho los que vivían en ese mundo cerrado del hotel de Juan y los vínculos que crearon.

    M.T.A.: Gracias por lo que me decís sobre los personajes. La mirada piadosa es algo que me atraviesa en relación con el mundo, y más se acentúa con los años. Una piedad que no esté exenta de cuestionamiento, ambas cosas, que se cruzan, se entrelazan, puedo mirar la miseria, la carencia y encontrar ahí también algo de luz, algún resplandor de lo humano porque la vida late en las personas aun en las circunstancias más adversas y a veces en esas situaciones se descubren una solidaridad y una humanidad conmovedoras que no siempre tiene tiempo uno de mirarlas.

    ¿Cómo construyo los personajes? Miro, recuerdo cosas que he visto, vivido, escuchado de otros, lugares en los que he estado donde he conocido personas no enteramente así, pero algunos rasgos que mezclados con otros rasgos me fueron dando como unas formas de lo humano, diría, que intento comprender unas formas ante las que me nace una profunda empatía, quizá también porque hace eco en algunas instancias de vida en que yo necesité tanto de la empatía de otros  

    “Hace 12 años que hacemos la colección ‘Narradoras argentinas’, de editorial Eduvim. Es una gota en el océano, salen entre uno y dos títulos al año, costó que se viera pero de a poco la colección está siendo muy reconocida por referentes de los estudios de género de literatura argentina”.

    APU: ¿Qué impresiones te llevaste de tu reciente participación en el Festival Poesía Ya! realizado en febrero?

    M.T.A.: El Festival estuvo espléndido a mi juicio, sobre todo si pienso la cantidad de público, me dijeron que pasaron 40 mil personas por el Centro Cultural Kirchner a lo largo de la semana. Todas las actividades a las que fui estaban llenas. Tuvieron la gentileza de invitarme a una conversación con Jorge Monteleone, una persona a la que admiro mucho. Además hay una convocatoria que se hace cada año a los novísimos, para gente de menos de 25 años que escriba poesía aunque no la tengan publicada. Este año seleccionaron 10 y me decía Javier Roldán que es el que hace esa curaduría, que ingresaron más de 200. Los seleccionados leen en el ciclo Los Novísimos.

    También destaco la convocatoria del Premio de Poesía Storni, leyeron las ganadoras de la última edición y se lanzó la nueva edición en la cual voy a ser jurado junto con Carlos Battilana y Silvio Mattoni. Había además una feria muy interesante de editoriales de poesía, que por lo general son pequeñas y los editores son al mismo tiempo los hacedores y generadores, con libros que no siempre circulan en todas partes.

    La participación de dos poetas y referentes culturales norteamericanas, fue una de las cosas más interesantes que vi, un encuentro de traductores leyendo poemas traducidos de poetas de otras lenguas y luego la participación virtual de la poeta norteamericana Ellen Bass que acabo de descubrirla, me impactó mucho y fui corriendo a comprar su libro Todos los platos del menú que editó Gog y Magog.

    Además quiero recalcar el carácter federal del encuentro, a veces he escuchado algunas críticas con respecto a eso, qué tan inclusivo fue o qué tan federal. Creo que se escribe mucho en nuestro país y había gente de distintos lugares, también editores; siempre será poco, siempre habrá más, siempre habrá otra edición que cubra alguna zona que no se ha cubierto.   

    APU: ¿Qué podés comentarnos acerca de tus próximos libros y del trabajo que realizás con la colección “Narradoras argentinas”, de editorial Eduvim?

    M.T.A.: Este año salen varios libros, en abril para la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires, se publica Lectora de provincia en la editorial Ampersand. También el relato El vestido saldrá en una colección de libros ilustrados para adultos de Diego Pun, una editorial de Canarias (España) que va a circular por Latinoamérica; tiene ilustraciones muy potentes de la argentina Ana Luisa Stok.

    Además seguimos junto con Juana Luján y Carolina Rossi en la colección “Narradoras argentinas” de la Editorial Universitaria de Villa María (Eduvim), sacando a la luz obras de escritoras que estaban olvidadas; algunas están siendo recuperadas, otras estaban completamente en el olvido. El último libro que acaba de salir reúne dos novelas breves de la escritora jujeña Leonor Picchetti que las escribió siendo muy joven, con 22 o 23 años, y luego se retiró, no sabemos si por críticas adversas o por alguna situación amorosa. Se quedó en Maimará en una época en la que el contacto con otros lugares del país no existía o era más difícil, hizo una vida allí ligada a la educación en su pueblo y murió no hace mucho.

    Estamos contentas, hace 12 años que hacemos esta colección, es muy pequeña, es una gota en el océano, salen entre uno y dos títulos al año, costó que se viera pero de a poco la colección está siendo muy reconocida por referentes de los estudios de género de literatura argentina. Este libro de Picchetti sale con dos prólogos, uno de la investigadora jujeña María Eduarda Mirande y otro del escritor e investigador Augusto Munaro.         

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