sábado, 15 de julio de 2023

La niña, el corazón y la casa

 

La niña, el corazón y la casa

La niña, el corazón y la casa, de María Teresa Andruetto

La niña, el corazón y la casa

 

 

Si tuviera que colocar todos los recuerdos que tengo de mis cinco años, creo que cabrían en una caja pequeña, pues ya no conservo tantos. La imagen de mi mejor amiga en el jardín de mi barrio, el diente que se me cayó el primer día de clases, los lápices  con los que pintaba los dibujos, la bicicleta que tenía en la casa de mi abuela, el show infantil que miraba todos los mediodías… El tiempo y los años hacen estragos en las mentes de las personas, sobre todo de los adultos jóvenes en los que nos hemos convertido, repletos de proyectos y actividades diarias.

Tina conserva lo mejor de tener cinco años, eso que todavía recuerdo con claridad: la inocencia, la ingenuidad y la paciencia. Como cualquier niña de su edad, los afectos son lo más importante y los juegos con sus amiguitas son un ritual irremplazable. Tina es una niña valiente pero con un corazón sensible y tierno que vive con su abuela Herminia y su papá en un pueblo. Asiste al Jardín como una niña aplicada y pasa muchas de sus tardes jugando con su vecina Carlota.


Lo que sucede en el libro La niña, el corazón y la casa tiene que ver, en gran parte, con los sentimientos profundos de Tina. Es que a su corta edad debe resolver un gran interrogante: por qué su mamá no vive con ella. Por lo que se comenta en el libro,  la señora vive en otra casa y en otro pueblo con el hermanito de Tina, Pedro. Ella y su papá visitan a la mamá y al niño todos los domingos sin excepción y es en ese encuentro fraternal en el que Tina se siente dichosa. Ama a su mamá y a su hermano, aunque su pequeña y frágil realidad no le permite comprender por qué sus padres viven separados y ella no puede jugar con Pedro todos los días.

Si hay algo que admiro de los escritores infantiles y juveniles es la capacidad que tienen de haber recordado el clima, la personalidad y los rasgos que todos tuvimos de  niños pero que se fueron desgastando con la vida adulta. Estos autores, como María Teresa Andruetto, aún conservan la “chispa” interna de la niñez y pueden volcarla a un libro con una facilidad asombrosa.

Pero si volvemos al libro, encontraremos en este pequeño volumen dedicado a jovencitos la historia de Tina y su familia, los recorridos de los domingos y los paisajes familiares cotidianos (muy argentinos y cercanos). Tina se basa en sus afectos pero sin dudas es a Pedro a quien más ama y con quien quiere pasar la mayoría del tiempo. Pedro, su hermanito, tiene síndrome de Down y es muy interesante como la autora ha podido incluir ese rasgo en el libro desde la visión de una niña de cinco años quien entiende la situación pero no restringe por eso sus sentimientos más profundos.

Leer un libro para jóvenes cuando ya estoy acostumbrada al ritmo oscuro de los ejemplares más “adultos” me parece un oasis y un viaje al pasado. Sin duda, los sentimientos puros que se reflejan en este libro son en realidad los más importantes y los que me gustaría que se pudiesen reflejar en todos los libros y de todas las temáticas. La niña, el corazón y la casa repasa las experiencias de Tina en cuanto a su hermano, sus padres separados, su abuela Herminia y la casa que imagina en donde todos pueden convivir y ser felices.

María Teresa Andruetto hizo de este ejemplar una fotografía al pasado de cualquier adulto y rescató los sentimientos más tiernos, esos que son inolvidables.

Georgina Marrapodi

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