sábado, 22 de abril de 2023

Mary Grueso y las niñeces afrocolombianas

 

Mary Grueso Romero, la voz que cuenta a los niños afrocolombianos

 

 

Años atrás, en la zona sur del Pacífico colombiano, más exactamente en el municipio de Guapi (Cauca), las muñecas con las que jugaban las niñas eran creaciones de tela o de plátano que elaboraban sus madres. Otras nacían de la creatividad del panadero, quien amasaba, trenzaba y horneaba muñecas por petición de las mujeres de su comunidad.

Estas vivencias, que hacen parte de la tradición oral de muchos afrocolombianos, las cuenta hoy la escritora Mary Grueso Romero en sus libros ilustrados para niños. Es su manera de hacerlas permanecer en el tiempo y de rendirle tributo a sus recuerdos de infancia, recogiendo conchas en la playa, bailando rondas y pronunciando en comunidad las palabras “María Carcoma, yo te bautizo y yo te coma” para darle un nombre a aquellas muñecas de pan, antes de repartir sus pedazos entre los nuevos compadres.

Mary Grueso es maestra, narradora oral y poeta afrocolombiana nacida en el corregimiento Chuare Napi, de Guapi. A lo largo de su carrera ha sido reconocida con diferentes galardones entre los que se destacan Primera mujer poeta consagrada del Pacífico caucano, de la Normal Nacional de Guapi; Mujer del año en el aspecto literario, de la Universidad Santiago de Cali; Mejor maestra, de la Secretaría de Educación del Valle del Cauca; y el premio a la Dedicación del enriquecimiento de la cultura ancestral de las comunidades negras, raizales, palenqueras y afrocolombianas, del Ministerio de Cultura de Colombia.

 

Los libros de esta autora tienen ilustraciones para que los niños afrocolombianos se vean, se identifiquen y se reconozcan.

Los libros de esta autora tienen ilustraciones para que los niños afrocolombianos se vean, se identifiquen y se reconozcan. Estas son dos páginas de La muñeca negra.

 

Actualmente esta poeta, que ha conquistado diferentes países con la fuerza de su voz, emprende un camino hacia la inclusión de su raza en el aula, en la literatura y en los juguetes a través de publicaciones y talleres para niños menores de 6 años. Una revolución que inició en 2011 con la publicación de su libro La muñeca negra.

“La muñeca negra es una historia desde cierto punto vivida porque en mi comunidad no había muñecas. Mi mamá era modista y ella me hacía mis muñecas de trapo pero otras niñas no tenían porque no se las hacían… A partir de la lectura de La muñeca negra han pasado tantas cosas que yo misma no tenía ni idea: han hecho rompecabezas, botones o prendedores, puestas en escena y hay un colegio en Cali al que fui en el que a los niños en la izada de bandera les daban una muñeca negra como premio por haber sido los mejores”, cuenta la poeta.

 

Literatura afro para niños afro

La niña en el espejo (2012) es otro libro infantil de Mary Grueso Romero. En él, una niña negra reconoce su belleza y se da cuenta que la heredó de su madre.

La niña en el espejo es otro libro infantil de Mary Grueso Romero. Allí una niña negra reconoce su belleza y se da cuenta que la heredó de su madre.

 

Mary toma las historias de su comunidad, elige los hechos, los recrea y escribe una literatura que “los no negros no tienen en sus textos”: habla de sus celebraciones en semana santa, de la relación con la naturaleza, la cotidianidad frente al mar, el turismo, las casas de palafito y de la belleza de su raza.

“Si los niños negros ven textos como estos, si se ven reflejados, ellos los quieren leer, se sienten motivados, sienten que forman parte del entorno social. Es que es increíble ver cómo hemos estado marginados desde el aula. Nosotros, siendo negros y estando dentro del aula con todos los parámetros del Ministerio de Educación, no estamos realmente ahí: yo estudié, siendo una mujer negra en una comunidad negra, y no estábamos los negros en los textos, únicamente estábamos en los de sociales para indicar que habíamos sido traídos de África como esclavos y mostrar que éramos feos, trompones, ñatos y no es así, porque hay de todo. Además nosotros tenemos nuestra propia belleza”, afirma Mary Grueso.

Pero para la poeta caucana el tema en el entorno educativo va más allá de aparecer representados gráficamente en los libros de estudio, se trata también de que las comunidades puedan compartir sus conocimientos, tradiciones y cultura:

“Estamos recibiendo una cantidad de conocimientos que no tienen que ver con lo nuestro. Es bueno que recibamos los de los demás pero que también nosotros aportemos los nuestros, porque entonces no hay una correspondencia en la educación, todo para un grupo humano y los otros por fuera”.

 

Desterrar la discriminación desde la primera infancia

 

“Si los niños negros ven textos como estos, si se ven reflejados, ellos los quieren leer, se sienten motivados, sienten que forman parte del entorno social": Mary Grueso Romero.

“Si los niños negros ven textos como estos, si se ven reflejados, ellos los quieren leer, se sienten motivados, sienten que forman parte del entorno social»: Mary Grueso Romero.

 

Gracias a la respuesta que ha tenido el libro La muñeca negraMary decidió iniciar una serie de talleres dirigidos a niñas y niños menores de 6 años. Allí escuchan historias y aprenden cómo hacer muñecas de trapo al lado de sus cuidadores.

“Los niños la pasan contentos, felices de la vida, hasta se ponen en el pelo el relleno de las muñecas y las mamás también disfrutan. Eso es lo bueno de un trabajo comunitario, donde interviene mamá, hijo, profesores, todo mundo”, cuenta la maestra divertida al recordar esos momentos valiosos en los que comparte su oralidad.

La poeta realiza estos talleres con niños en primera infancia porque considera que desde esa etapa se debe empezar a trabajar para dejar a un lado la discriminación: “Si los niños desde pequeños se acostumbran a ver los juguetes negros, a los niños negros en las cartillas y en los libros, a medida que van creciendo no tienen ese deseo de discriminarlo a uno, de verlo inferior, feo, malo o raro. Porque a mí me han visto rara en muchas partes”.

Otra meta que tiene Mary Grueso con estos talleres es crear una gran red de personas en Colombia que haga muñecas negras para que estas entren de manera masiva al mercado de los juguetes del país. Así, cualquier niña o niño afro que quiera tener una muñeca con su mismo color de piel, pueda encontrarla fácilmente.

 

“Antes de ser poeta lo que soy, he sido y seguiré siendo es maestra”

 

 

En 2003 Mary Grueso había publicado ya un libro con el que también buscaba salvar la oralidad del paso del tiempo, Del baúl a la escuela, una recopilación de rondas que recordó de su niñez al ver que en Buenaventura no se estaban implementando estos cantos en los colegios.

“Yo hice ese libro pensando en los maestros porque para mi la lúdica es un recurso muy importante en el aula de clase. Los niños se motivan, se sienten alegres, si están aburridos o usted los ve perezosos e inmediatamente sale con ellos a una ronda y usted mismo interviene, se integran y vuelven motivados a trabajar”, narra la educadora.

Otra estrategia que utiliza esta maestra para motivar a sus estudiantes más pequeños es hacerlos parte de sus cuentos. “Yo les digo ‘Si me sacan buenas notas en el cuento que voy a hacer ustedes van a ser protagonistas’. Entonces yo hacía cuentos e incluía los nombres de ellos, que habían hecho esto, que esto otro, que nos íbamos al parque y allá hicimos esto… ¿Y quién no quería estar en el cuento? Entonces todos me marchaban”, cuenta Mary.

Apidama Ediciones es la editorial que se ha encargado de materializar los libros de Mary Grueso Romero, ejemplares que ella misma ha financiado a través de créditos en cooperativas. Algunos de ellos pueden ser encontrados en diferentes bibliotecas públicas del país gracias a la dotación del Plan Nacional de Lecturas y Bibliotecas del Ministerio de Cultura.

Actualmente el trabajo de Mary Grueso está siendo estudiado en Brasil. Ella espera que eso de “estar en el arbolito” sirva para cumplir sus objetivos con la literatura infantil y lograr que los niños se animen también a contar su propias historias:

“A partir de los cuentos o las historias leídas o vistas ellos tienen que crear, porque sino perdimos el tiempo, perdimos el año”, puntualiza la maestra.

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