viernes, 20 de enero de 2023

La gente que me ve a mí y lo celebra

 

Entrevista a Priya Sharma

Fotografía de la autora, una mujer de mediana edad, morena de piel y pelo (aunque este está veteado de canas). Lleva unas gafas de montura negra.

El pasado mayo se publicó la edición española de Todas las bestias fabulosas (Pulpture, con traducción de Sofía Barker) de Priya Sharma, una antología de dieciséis historias muy humanas e inquietantes con el nexo común de lo animal, que fue finalista del Premio Locus, y ganadora del British Fantasy Award y el Shirley Jackson en 2019. Su autora había sido anteriormente editada en nuestro idioma en Dos pieles (también de Pulpture, y con la misma traductora), con la historia homónima Todas las bestias fabulosas, ganadora también del British Fantasy Award en 2016, y en Las escritoras de Urras con Después de Mary, una reinterpretación de la historia de Frankenstein. 

Nacida y afincada en el norte del Reino Unido, se dedica a la medicina mientras lo compagina con una larga producción de relatos que se pueden encontrar en diversas antologías y revistas como InterzoneBlack Static, Nightmare, The Dark. Hemos querido hablar con ella sobre su trabajo y, sobre todo, sobre los relatos incluidos en Todas las bestias fabulosas, que desde aquí recomiendo encarecidamente.

Hasta ahora has escrito sobre todo relatos, además de la novela corta Ormeshadow (ganadora del Shirley Jackson y del British Fantasy Award en 2019). ¿Qué hace que te sientas tan cómoda con el formato corto? ¿Te has planteado explorar el formato largo?

Siempre me he peleado con el formato largo. He escrito dos novelas cortas: la primera tenía 45.000 palabras y se llamaba Gideon’s orme. Años después la recorté a novella y la envié a Tor como Ormeshadow.

La segunda era una cosa de fantasía espacial de 60.000 palabras y escribirla fue una experiencia realmente horrible. Creo que el problema era que era una historia para un formato corto y yo la estaba intentando convertir en novela. Guardo el material antiguo como si fuera un coche viejo y voy arrancándole partes para otros proyectos, pero a esta no soporto ni mirarla.

Creo que mi lugar feliz está alrededor de las 10.000-18.000 palabras. Nunca voy a ser alguien que escriba una trilogía épica, pero sí me gustaría escribir una novela en algún momento. Tengo una idea que he estado desarrollando durante mucho tiempo y que va a necesitar un poco de documentación, pero conseguiré terminarla.

Portada de Ormeshadow, aparece un acantilado junto al mar, el título en negro en la parte superior de la fotografía, rodeado por una especie de O dorada.

En muchos de tus relatos hay elementos fantásticos, aunque la mayoría acaban virando al terror. ¿Dónde se encuentra para ti la frontera entre lo fantástico y lo terrorífico?

Todas las bestias fabulosas es una antología de más o menos la mitad de mi trabajo. La publicó originalmente Undertow Publications y mi editor Mike Kelly tenía una idea muy clara de qué historias quería meter. Limitó mucho la temática, y utilizó las historias más basadas en el terror y con argumentos que incluían animales. Sus consejos fueron buenos: fulminó una historia que yo quería incluir llamada «The firebrand». En retrospectiva, fue una buena decisión. No tenía el mismo tono o ambiente que el resto de historias. Creo que la armonía del conjunto de historias ayudó a cómo se recibió a la antología. Sin embargo, sí que distorsiona la percepción que tiene la gente de lo que escribo. Tengo toneladas de otros trabajos que son de fantasía/ciencia ficción/terror. Espero poder juntarlas algún día en un libro.

En cuanto a dónde está la línea entre terror y fantasía, cuando escribes creo que está donde la historia lo necesita. Puedes torcerla un poco, pero no puedes forzarla. Escribí para una antología de terror y la historia me llevó por su propio camino y al final el resultado fue que si hubiera aumentado los elementos de terror habría sido muy forzado. No pasó el corte para la antología, pero no me arrepiento. Tienes que mantenerte fiel a lo que la historia te pide.

También podemos encontrar elementos mitológicos e incluso retellings como el de «Perlas», donde cuentas la historia de Medusa. ¿Qué otras historias parecidas te gustaría revisitar?

Me encanta la mitología en todos sus formatos. Me publicaron una historia en Interzone magazine (nº 246) en 2013 llamada «Thesea and Astarius». Está basada en el mito del Minotauro. En vez de Teseo, príncipe de Atenas que mató al Minotauro, escribí sobre una mujer llamada Thesea que tiene una relación muy diferente con el Minotauro.

Ahora mismo estoy trabajando en una novella sobre Perséfone y Deméter que he estado desarrollando durante bastante tiempo. Es un tema rico en ideas sobre la naturaleza y renovación, que está vigente más que nunca.

Los pájaros son un elemento recurrente en algunos de tus relatos, ¿tienen algún tipo de simbolismo especial para ti?

Para mí personalmente no, pero son difíciles de ignorar porque son una parte muy importante del folklore, los cuentos de hadas y la mitología. Aparecen una y otra vez en diferentes culturas. Son mensajeros y profetizadores. Son augurios.

Creo que los pájaros son criaturas increíbles. Su estructura es una maravilla, sus variaciones asombrosas. Hay colibríes delicados con plumas iridiscentes, que pesan 2 gramos, cuyas alas pueden batir 80 veces por segundo. Cuando el halcón peregrino se lanza llega a alcanzar los 320 km/hora.

Tenemos un comedero para pájaros bien lleno y me parece muy relajante verlos: tenemos petirrojos insolentes, estorninos alborotadores, palomas gordas y urracas. Han sido muy reconfortantes durante los tumultuosos últimos años.

Portadada de Todas las bestias fabulosas, sobre un fondo blanco se recorta la silueta de un cuervo graznando.

La mayoría de tus historias (y espero que no sea esto spoiler) tienen un final triste o agridulce. Sin embargo, «Pieles de pescado» es una de las pocas en las que podemos encontrar un final bonito aunque sombrío. ¿Qué la diferencia del resto?

De nuevo, creo que esto tiene que ver con que la antología solo es la mitad de mi trabajo.

«Pieles de pescado» es mi manera de explorar lo que pasa cuando se acaba el cuento de hadas. El amor debe sobrevivir a la vida real y al paso del tiempo. Necesita evolucionar. Necesita cuidados para sobrevivir. Hay mucho escrito sobre el primer subidón del amor, pero no de los retos de hacer una vida en común.

«La mnemotécnica del anatomista», una de las historias de Todas las bestias fabulosas, era en realidad una historia de amor con final feliz. No la pude vender tal como era, así que la cambié a una de terror sobre un fetichista.

Todas mis historias son oscuras, pero las que no están antologizadas tienden a tener finales más felices.

Desmembramientos, enfermedades, accidentes… son varias las escenas sangrientas que describes en tus historias. ¿Cuánto hay de deformación profesional y cuánto de amor por el gore?

La enfermedad y la tragedia son parte de la condición humana y me parecen interesantes tanto como lectora como autora. No soy contraria al gore, depende de lo que la historia necesite, y algunas historias necesitan una amenaza real, algo bien visceral, para hacer que el lector se involucre.

Como médico, no soy aprensiva, pero eso no significa que no encuentre la violencia o el gore impactante. Siempre es una pregunta interesante: ¿cuánto es demasiado?

Una serie que me pareció muy interesante fue Hannibal. Elevaba la violencia y el gore a arte. Era algo más que cinemático. Algunas de las puestas en escena eran como mirar un cuadro o una escultura. Era hermoso y perturbador a la vez.

A nadie le sorprende a estas alturas que la familia sea un elemento común en las historias de terror. ¿Por qué forma parte de tus historias y qué buscas explorar con ello?

La familia siempre ha sido una parte importante del drama: mencionaría la mitología, el folclore, las tragedias griegas, el Antiguo Testamento y Shakespeare. El terror es una manera de explorar la psique humana y la familia es una parte importante de cómo nos desarrollamos como personas, para bien o para mal.

Como alguien con defectos, la gente con defectos me interesa, y eso incluye las familias disfuncionales. La familia es parte de lo que nos moldea como personas. Nuestra relación con nuestros padres viene cargada de balas antes de empezar: expectativas, resentimiento, adversidad, legado, secretos y miedos, además de amor, esperanza y lealtad. Comportamientos que son heredados, sea a través de la naturaleza o de los cuidados. A veces luchamos activamente por ir en contra de los valores y creencias de nuestros padres, convirtiéndolos en algo más importante de lo que serían si los aceptáramos sin rechistar.

La familia nos forma. Puede ser por su ausencia o su presencia, por su crueldad deliberada o maltrato involuntario. El amor puede ser algo espinoso y controlador en las manos incorrectas. No todo el mundo tiene la fortuna de recibir amor incondicional.

Algunos de mis escritos sobre la familia son un exorcismo, otros son un intento de entender el pasado. Es todo muy velado, así que solo aquellos que me conocen muy bien pueden ver lo que está enterrado y dónde. 

La maternidad está también muy presente en tus relatos, pero nunca desde un punto de vista «positivo» o «clásico». La visión que ofreces, ¿está más ligada a tu visión de la familia o a lo que nos pide la sociedad en general?

Que conste en acta, tengo un respeto enorme por las madres. Conozco un montón de mujeres extraordinarias que hacen malabares con la maternidad, el trabajo y cuidando a sus mayores. Ser adre es un papel complejo y exigente. Está lleno de alegrías.

Para mí personalmente, y como autora, me interesan las áreas en las que las cosas son complejas. No todo el mundo tiene una relación sana y honesta con sus madres. Algunes niñes se convierten en cuidadores emocionales de muy jóvenes. De niñes amamos de manera incondicional y no siempre nos lo devuelven.

Nos enseñan imágenes en los medios de comunicación sobre nuestros cuerpos, nuestras casas y también sobre la maternidad. Ha sido idealizada por la cultura de les famoses, las redes sociales y el mercado como un producto que vender. No hay duda sobre las dificultades alrededor de esta y la gente se siente culpable cuando luchan con ser adres.

En «El inglés» nos encontramos a un hombre indio volviendo a la India después de 25 años viviendo en Reino Unido. ¿Cuánto de autobiográfico hay en esta historia? ¿Te consideras a ti misma una escritora de la diáspora?

Mi padre es indio y mi madre anglo-india. Vinieron al Reino Unido en 1968. No me enseñaron hindi y crecí en una ciudad del norte donde éramos una anomalía siendo una de las dos únicas familias indias. Como familia hemos experimentado racismo en todas partes: éramos indios, medio-indios, no lo suficientemente indios, no blancos, no ingleses, demasiado oscuros, demasiado blancos, con el acento incorrecto… El resultado es que me he sentido dentro y fuera de todo. ¿Soy británica? Sí. ¿Soy india? Absolutamente. Me ha hecho inflexible de alguna manera. Mi hogar está donde yo estoy y la gente que considero que encaja conmigo es aquella que es empática y que me ve a mí y lo celebra. 

La diáspora toca temas como la alienación, el mestizaje, la identidad y la separación. Todo son cosas de las que me gusta escribir, aunque a través de la lente de mis propias experiencias y voz. Creo que siempre he sentido que me faltaba autenticidad para escribir sobre la India excepto en «El inglés», que está basado en mi primera visita a los dieciséis. Fue un lugar vibrante e impactante para mí a esa edad. Nunca había visto tanta majestuosidad y pobreza juntas. Era bonito y complicado. También fue la primera vez que mis padres volvieron después de irse en 1968. Fue un shock para ellos. Era el país que amaban, pero reconocieron que había cambiado enormemente mientras estaban ausentes. Creo que es cuando se dieron cuenta de que no volverían a vivir ahí.

¿Soy parte de la diáspora? No lo sé. Creo que sí. Otra gente me etiqueta y se equivoca invariablemente. Una mujer india viviendo en los EEUU empezó una reseña de mi novella con el comentario «odio a los indios anglófilos». Lo que hizo que me sintiera de alguna manera deficiente como persona y como escritora.

Para acabar, ¿qué otras escritoras de terror consideras imprescindibles?

Hay muchísimes. Lucie McKnight Hardie, Cat Ward, Alison Littlewood, Andrew Michael Hurley, Carmen María Machado, Usman Malik, Paul Temblay, Stephen Graham Jones y Mariana Enríquez.

¡Muchísimas gracias por tu tiempo, Priya!

No, gracias a ti por presentarme aquí en La Nave Invisible, Clara, y por tus preguntas. Gracias también a Sofía Barker. Ella es la traductora de Todas las bestias fabulosas y de esta entrevista.


Tomada de https://lanaveinvisible.com/2021/09/14/entrevista-a-priya-sharma/

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