jueves, 1 de diciembre de 2022

No debo dormir la siesta

 Hoy, no me pregunten por qué porque causa no había y motivo no hay, estuve alegre todo el día. Me levanté sin miedos ni angustia, di feliz mi primer taller de tallerista nueva, escuché a Rafa que se iba arendir final y volvía aprobado (¿será que me cambia el humor que Rafa me cuente de su facu?), terminé saquito para Ambar, hice mi clase de cante con palo nuevo (Sevillanas al cante que ya he bailado, castañueleado y guitarra) y me sentí enraizada y florida.

No va que, de puro placer, me tiro en la cama tipo 4 de la tarde y me quedé dormida. Como dos horas. Yo que nunca duermo siesta: me levanté con dolor de cabeza y tuve pesadillas. De las recurrentes: con auto que se me rompía y no podía manejar. Lo bueno era que Magdalena iba en otro auto adelante mío y me enganchaba y me llevaba o, de a ratos, manejaba ella mi auto. Todo muy confuso, no muy angustiante pero confusión y tareas desagradables. Soy una soñadora con inconsciente de manual y una madre conciente de sus dependencias.

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