jueves, 1 de diciembre de 2022

Debemos enraizarnos en la oscuridad de nuestro ser más profundo

 FRAGMENTOS DE LA PRÁCTICA DE LO SALVAJE DE GARY SNYDER


Mi propio camino es una suerte de budismo arcaico, que no ha perdido su vínculo con las raíces animistas y chamánicas. El respeto por todos los seres vivos es una parte primordial de esta tradición. He intentado enseñar a otros a meditar y adentrarse en las zonas salvajes de la mente. Como sugiere uno de estos ensayos, incluso el lenguaje puede ser visto como un sistema salvaje.


El mundo, exceptuando una mínima intervención humana, es en última instancia un lugar salvaje. Es esa la parte de nuestro ser que dirige la respiración y la digestión, y cuando se observa y aprecia es una fuente de lúcida inteligencia.


 Debemos enraizarnos en la oscuridad de nuestro ser más profundo.


 Me atrae la idea de que la cultura misma tenga un sesgo salvaje. Como manifestó hace años Claude Lévi-Strauss, las artes son el territorio salvaje que sobrevive en la imaginación, como parques nacionales en el interior de las mentes civilizadas. El abandono y el deleite al hacer el amor, tantas veces cantado, es parte de nuestro gozoso carácter salvaje. ¡Sexo y arte por igual! Lo que quizás no vimos con tanta claridad era que la realización personal, e incluso la iluminación, es otro aspecto de nuestra condición salvaje, un vínculo de esa cualidad que hay en nosotros con los procesos (salvajes) del universo.


 Lo salvaje, tantas veces despachado como caótico y brutal por los pensadores civilizados, responde en realidad a un orden imparcial, implacable y hermoso, a la vez que libre. Su expresión, la plenitud de la vida animal y vegetal en el planeta, que incluye las tormentas, los vendavales, las serenas mañanas de primavera y a nosotros mismos, es el mundo real, al que todos pertenecemos.  


Salvaje y libre. Una frase del sueño americano que pierde imágenes: un semental de largas crines galopando a través de la pradera, la uve de las barnaclas canadienses graznando en las alturas, una ardilla chachareando mientras salta de rama en rama sobre nosotros en un roble. También suena a un anuncio de Harley-Davidson. Ambas palabras, profundamente políticas y delicadas, se han convertido en fruslerías del mercado. Espero investigar el significado de salvaje y cómo se relaciona con libre y lo que uno podría hacer con esto. Ser verdaderamente libre es aceptar las condiciones esenciales tal como son: dolorosas, transitorias, abiertas e imperfectas, y al mismo tiempo, agradecer esa transitoriedad y la libertad que nos concede, porque la libertad no existiría en un universo preestablecido. Con esa libertad mejoramos el campamento, educamos a los niños, derrocamos a tiranos. El mundo es naturaleza, inevitablemente salvaje a la larga, ya que lo salvaje, como proceso y esencia de lo natural, también es una ordenación de lo transitorio.


Thoreau dice: “Dadme una naturaleza salvaje que ninguna civilización pueda soportar”. Lo cual, claramente, no es difícil de encontrar. Más difícil es imaginar una civilización que lo salvaje pueda soportar, aunque esto sea, justamente, nuestra obligación. Lo salvaje no es solo la “preservación del mundo”, es el mundo.


  

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