sábado, 31 de diciembre de 2022

Cama tomada



 


Después de la mudanza, mis tres gatas se instalaban en mi cama, cosa rara porque nunca habían compartido espacio. Cuando se murió Inés, las otras dos empezaron a repartirse el territorio: La Kiki, que siempre había sido la única que dormía conmigo, permaneció adentro y la Tigri se mandó tipo perro hacia los fondos. Ahora, no sé por qué, la Kiki se adueñó de todo el comedor e incluso la pieza de huéspedes: cambia de lugares donde dormir, desde arriba de la biblioteca hasta los sillones que nunca había usado. A veces me parece que está enojada conmigo, le hablo le pregunto y me caga a pedos, no sé por qué pero con ternura. Viene al fondo cuando me sigue, sale por las ventanas al patio y vuelve enseguida, le gusta salir más para adelante, ya nunca duerme conmigo.

Mientras tanto, la Tigri medio perro, come comida con les tres canines, se pasa al baldío de al lado, se va a dormir con Rafa, entra y sale por todas las ventanas, duerme a veces en la parrilla pero, cuando entra, es la que duerme toda la noche o la siesta conmigo.

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