jueves, 16 de junio de 2022

Un mar de colores y se fabrica un chat con la tía adolescente




Trae en su cartuchera unos colores nuevos, divinos, la mitad del lapiz un color y la mitad el otro, forma no circular sino dulcemente triangular. Se queja de que su saca puntas no saca bien, probamos el mío y es el mismo problema por la forma anormal de los làpices. Nada nos detiene: me hace un muestrario de todas las tonalidades. Le digo que es un mar de colores y agrega los tachos volcados.

Para la dedicatoria me pregunta específicamente cuáles son mis preferidos, me aclara que los puedo elegir todos pero que le diga en qué orden.




Cuando termina le ofrezco si quiere recortar porque veo que tiene tijerita. Seeeeee, le encanta la idea. Nos vamos a buscar revistas para recortar. Mis Anteojito y Billiken viejos no cumplen con sus expectativas, me dice si no tengo "algo más para grandes". No, Para ti y Caras no tengo, no sé si la defrauda el recorte etáreo o el cambio de siglo. Encuentra una revista y un poster de Pokemon que le gustan pero decide llevárselos a su casa para pegarlos en su pared y pelearse con su papá por esos tesoros de su infancia. 
Me dice si no tengo cartón. Sí, tengo. Se pone a recortar y pegar sin confesarme sus intensiones. Se enoja conmigo porque trato de ayudarla cortando una boligoma vieja mía y poniendole "demasiada" plasticola. Trata de arreglar las arrugas y humedades desagradables recortando márgenes. Me dice que le faltan algunas letras y decimos juntas todo el abecedario para ir completando. Cuando termina decide que no le gusta y lo va a quemar en la salamandra. Pero me autoriza a sacarle estas tres fotos pero No, no mandárselas ni a su papá ni a su mamá. Desobedezco y me entero que eso que escribió es un chat con Mili, la hermana de 18 años de su mamá que vive en Mar de Ajó.





 

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