martes, 16 de febrero de 2021

Cartas de Van Gogh

 Ayer vi la peli. A la tarde, sin tejer ni hacer ninguna otra cosa. Mirada en la cama a persianas cerradas. Porque sabía que iba a llorar a moco tendido. Porque no me acuerdo a qué temprana edad (quizás a los 17 que tengo como medida porque tuve mi propia pieza) ya la obra de Vincent me fascinaba y durante toda mi vida me he ido encontrando con sus cuadros y con su biografía, sus cartas al hermano que compré en libro, me acuerdo, en oferta en frente de Puán, luego de años de verlas citadas en diferentes espacios.

Y con toda esta expectativa fui a la peli y me conmovió aún más. El hecho de ver cada pincelada, del propio Vincent o de otres loques como él que se pusieron a imitarlo, moverse, vivir y contar una historia ya es fascinante. El modo en que se van hilando les personajes y situaciones es genial. La cosa de partir de la muerte misteriosa de Vincent podría joderme, que hubiera preferido conocerlo más vivo, pero está muy bien mostrada la angustia de los sobrevivientes, la culpa de todes por no haber sido buenos amigues, o no haber confiado, o haberlo envidiado, o tirado piedras como pendejos atrevidos.

Cada personaje está retratado con profundidad y sencillez. Me encantó el barquero y me dio mucha pena el "Salieri" o tercer hermano.

No sabía que era tan joven cuando murió, 37 años nada más. No conocía los datos biográficos de su infancia ni la herencia del nombre del primogénito. Qué monstruosa la figura de la madre. Qué dolor.

Ahora me puse a leer La viuda de los Van Gogh que, hasta donde voy, avanza por la misma línea y no contradice lo contado en la peli porque ambas parten de las cartas. Me reservo para dentro de unos días, el placer renovado de volver a leer sus propios escritos (en la peli es hermoso el contrapunto entre pintar todo el día y escribir toda la noche) tan emotivos, concentrados, definitorios de su práctica artística vital.























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