martes, 10 de noviembre de 2020

La ficción como única pertenecia

 

¿La ‘precuela’ de Los detectives salvajes? Estas son las claves del inédito de Bolaño

EL escritor Roberto Bolaño.
EL escritor Roberto Bolaño. Archivo

Parece que cuanto más lo mencionan, menos lo leen. En nombre de Roberto Bolaño se han levantado capillas laicas y encrucijadas donde creyentes y oportunistas merodean recitando sus letanías. Alrededor del autor de Los detectives salvajesse congrega una feligresía entusiasta. Su muerte prematura permitió que le fuese concedida la gloria literaria que en vida no llegó a recibir. Ahora, más de diez años después de su fallecimiento, el culto a Bolaño hace a sus obra lo que la muerte hizo también con la de David Foster Wallace: desenfocar. Un postureo plañidero, a veces; un entusiasmo sin lecturas, en otras. Por eso, conviene leerlo, para revertir el vacío que esa pleitesía produce. Parte o no de un plan, cada cierto tiempo emerge un texto inesperado del profundo cajón del chileno, acaso para aportar una tesela adicional al mosaico de su obra. El que llegará a las librerías la semana que viene es el cuarto y puede que sea el eslabón más cercano con su obra más célebre y por la que ganó el Premio Rómulo Gallegos en 1998: la ya citada Los detectives salvajes.

El espíritu de la ciencia ficción puede que sea el eslabón más cercano que nos lleve a Los detectives salvajes

El próximo 3 de noviembre ya estará en la calle El espíritu de la ciencia ficción, que el sello Alfaguara publica como parte de la biblioteca dedicada al autor y en la que se incluirán los 21 libros del chileno. La edición de su obra completa con este sello - hasta ahora Anagrama había sido el editor de toda la obra de Roberto Bolaño- ocurre luego de una negociación con la Agencia Wilye, que comenzó a llevar la obra de Bolaño tras la fusión con la agencia de Carmen Balcells. Hay morbo, sin duda, en ese salto. Pero a veces convendría leer a Bolaño, concentrarse en lo que este libro supone en lugar de alimentar la mitología del agravio que esconde sus libros en una bruma de culto y encumbra al santo laico a la vez que olvida al autor. Sin embargo y para dar sentido a ese cambio, conviene citar un hecho: Carolina López, viuda del escritor, lleva años ordenando el inmenso archivo del autor de 2666, aquella novela en la que se unían como uno solo los cinco libros que Bolaño dejo a su editor y amigo Jorge Herralde antes de morir. A lo largo de los años, López ha descubierto y trabajado varios inéditos, entre ellos éste, que ya era mencionado en la exposición Archivo Bolaño. 1977-2003.

Escrita en Blanes, entre 1980 y 1984, enEl espíritu de la ciencia ficción se cuecen las claves del universo de los realvisceralistasEscrita, a la manera de Bolaño, en secciones simultáneas, esta novela transcurre en México DF durante los años setenta y narra la vida de Jan Schrella y Remo Morán, dos jóvenes que intentan vivir de la literatura, se mueven en talleres literarios y se abren paso por la vida como versiones previas de lo que serán Arturo Belano y Ulises Lima. En la pareja protagonista resuenan los ecos de la otra, justamente porque Bolaño los coloca en unos años de formación, iniciación al sexo e incipientes pesquisas poéticas. Jan y Remo son los proto-detectives. Acaso con una dosis añadida de melancolía para quienes, al leer, se descubren añorándolos. Porque un lector no sólo vuelve a una novela o un libro, sino a la persona que fue y en la que se convirtió leyendo esa historia. Acaso por eso hay una cierta sensación de vejez en esta 'pre-cuela', aunque la palabra dista mucho de llegar al sentido real que este libro puede despertar en quien se adentra en él.

Para quien pasa las páginas de El espíritu de la ciencia ficción es imposible no pensar en Arturo Belano y Ulises Lima; y el lector hasta espera que a Jan y Remo también se les ocurra secuestrar a Octavio Paz en una alameda del Parque Hundido, como ocurre en el capítulo 24, página 501, de la primera edición de Los detectives salvajes . Pero si aquellos realviscertalistas vivían en 1995, estos habitan un tiempo anterior: a finales de los setenta, aquellos años del Roberto Bolaño que llegó al DF -aquel exilio que nunca se detuvo-. Ese es el tiempo de estos proto-detectives. ¿Qué hacen Jan y Remo? ¿Por qué se parecen? Una breve descripción lo aclarará al instante: mientras Jan permanece encerrado en una azotea escribiendo cartas a escritores de Ciencia Ficción, Remo asiste a los talleres de poesía de la UNAM y recorre esa Ciudad de México a la que Bolaño hace su declaración de amor desaforado: "Esto quería decir que por fin estábamos en México y que el sol me apuntaba por entre los edificios era el sol del DF tantas veces soñado", relata Remo como narrador en primera persona. El volumen sentimental de la novela sube y delata a un Bolaño que parece echar de menos aquel lugar donde fundó el Infrarrealismo: "Pensé que nunca nos pasaría nada malo en aquella ciudad tan acogedora. ¡Qué cerca y qué lejos de lo que el destino me deparaba! ¡Qué tristes y transparentes son ahora en mi memoria aquellas sonrisas mexicanas!".

El crítico literario y esritor Christopher Domínguez lo dice muy claramente en su apreciación inicial: "El espíritu de la ciencia-ficción, terminada en Blanes en 1984, es una buena novela de juventud. Una asumida Bildungsroman, como lo fue, desde luego, Los detectives salvajes, de la cual esta obra es un probable antecedente, o más bien, de ella pueden extraerse numerosos elementos, de alguna manera iniciáticos (por tratarse de una obra primeriza y porque, como yo lo creo, nuestros primeros libros son, afortunados o desgraciados, ritos de iniciación), útiles para el estudio del conjunto de su obra. A diferencia de otras obras póstumas, como El Tercer Reich (2010), una en sí misma, autónoma dentro del ya bien cartografiado universo de las obsesiones bolañescas, o Los sinsabores del verdadero policía (2011), un ejercicio previo a2666 (2004), este inédito es un libro relativamente solitario, obra de un narrador aún inseguro del camino a tomar justamente por razones de genio".

Christopher Domínguez lo dice muy claramente en su apreciación inicial: "El espíritu de la ciencia-ficción es una buena novela de juventud"

Esta novela pertenece a la etapa en la que Bolaño escribió Monsieur PainConsejos de un discípulo de Morrison a un fanático de Joyce, escrita a cuatro manos con A. G. Porta, el cuento El contorno del ojo y La Universidad Desconocida, libro mencionado en estas páginas. Esta novela revela la naturaleza de Bolaño: la mezcla entre lo real y lo onírico; el pasado y el futuro; los géneros literarios y las voces que los emplean. De la misma forma que en sus libros más iconicos, éste conforma  esa red interconectada de temas literarios que caracterizan la obra de Bolaño. Por ejemplo, la obsesión y gran erudición de Remo -uno de los protagonistas- por los juegos de guerra encuentra su correlación y desarrollo en otro título de Bolaño algo posterior: El Tercer Reich.

¿Cómo es El espíritu de la ciencia ficción? ¿Qué más hay?

Portada - El espíritu de la ciencia-ficción
Portada - El espíritu de la ciencia-ficción

La novela se abre con la transcripción de una hipotética entrevista, realizada por una reportera sin nombre a un escritor premiado durante la misma noche de celebración del galardón literario. Entre sarcasmos e ironías, el escritor –cuyo nombre no conoceremos- describe la trama de una novela que ocurre en un granero en el remoto sur chileno, donde tiene su sede una de las facultades de la ubicua Universidad Desconocida: la Academia de la Papa, dirigida por el misterioso doctor Huachofeo. Sin embargo, otras tramas se desarrollan: la de Jan Schrella y Remo Morán; las cartas que envía Schrella a una serie de escritores -la ciencia ficción será el centro de todas ellas-; el desarrollo de esa novela dentro de la novela que cuenta un narrador sin nombre.

Resumir al Bolaño de esta nueva entrega puede dar claves de hacia dónde apunta. Lo fundamental, acaso, es insistir  en una sensación: la de volver a transitar una versión anterior del México de los  Detectivespero también los temas atomizados, en los que entonces se afabana un joven Bolaño, anónimo y sin un duro, que escribía en Blanes cual poseso. Bolaño enseñó a una generación entera de escritores latinoamericanos a desaprender lo que hasta ahora habían recibido como complicada herencia: un continente desigual travestido literariamente en versiones más jóvenes de Macondo. Consciente o no de ello, Bolaño destiñó el color local y lo reemplazó por una novelística en tránsito, sin país; con la ficción como única pertenencia. Esta novela es una clave de ese arrancamiento.

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