sábado, 18 de abril de 2020

No sé dónde estará mi cabello degollado

Me han cortado el cabello




Cecilia Moscovich




Me han cortado el cabello. ¿Qué haré sin mi cabello?
Mis ojos son tristes, tristes... no sé si es por la falta de cabello
o si realmente estoy triste.
Mi oreja parece una pequeña mano de muerto.
Si me pinto los labios tenuemente tal vez
mi cara no sea tan terrible.
Qué ojos tan tristes. Nunca antes me había dado cuenta
qué tristes son mis ojos. ¿Qué me pasó para que sean tan tristes?
Ay, ¿quién va a querer estos ojos, a cuya vista el corazón se oprime?
¿Quién quiere tener oprimido el corazón?
¡Y sin mi pelo! ¡Sin mi pelo!
Me han cortado el pelo. Los sonidos de mi lengua
se oyen más sin mi pelo, lo juro.
El aliento de mi boca es menos fresco.
Sólo me miro en este espejo y aguardo
que el silencio no aturda mi oreja
que se ve como una pequeña mano de muerto.
No quiero estas ojeras bajo mis ojos diminutos.
Ay, qué tristes mis ojos... ¿qué me han hecho, qué me han hecho
para tener estos ojos?
Mi boca rígida, seria, seria, amarga...Y tan diminuta, qué absurda
y horrible boca ¡no me reconozco en este espejo extraño!
¿Y qué habrán hecho con mi cabello...? Lo busco,
lo busco en el tacho de basura. No está. No está.
No sé dónde estará mi cabello degollado.

Sin mi pelo siento el transcurrir del tiempo como si en vez de aire
el tiempo fueran pasos detenidos y densos sobre mi cráneo indefenso.
Y la noche zumba.

¿Quién me va a querer con esta mirada terrible, terrible,
que no tiene nombre, no tiene nombre,
y esta cabeza diminuta desde donde los muertos saludan?

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