lunes, 18 de noviembre de 2019

Sin auto pero descubriendo el chopin

Estaba rara. Bueno, estar rara ya es casi lo normal en mí. Es como si fuera a contramano de todo, como si nadie en el mundo me entendiera y no me moviera entre la gente como un fantasma, invisible, asustando, intocable.
De repente está bueno, de repente me asusto de mí misma, de repente lo detesto: odio a la gente que debería quererme y no hace pero poquito y me obliga a callarme y minimizar mis desbordes.

Acá en el patio de comida, sola, creo que por primera vez en mi vida. Luego de comprarme este pantalón hermoso porque me molestaba la ropa con la que había salido a la mañana de casa y buscando disfraz de Ululet para Mile.

Después del momento místico me fui a la escuela.




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