Ante la depre hormonal (lo sé, lo sé) que me come el coco, las reuniones familiares que me ponen melanco, reflexiva, violenta, ortiva, los planteos findeañeros pedorros y otros traumas anuales, arremeto con más de lo mismo: sobredosis de amor: si me soreteás hay dos posibilidades: que te olvide para siempre o, si te quiero, si quiero que sigas en mi vida, que me duplique y/o tripleque la dosis de salmoiraghi. Ahí también hay dos posibilidades: que me olvides para siempre, que huyas de mi vida, o que recalcules y dejes de soretearme. Poques sobreviven.
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