domingo, 11 de agosto de 2019

Decisiones anti estrés

Otra de las cosas que, creo, además de la desesperación por jubilarme y las deudas, que me estaba comiendo el coco, era la idea de comprar la casa y mudarme. Y de repente estuve todo enero mirando anuncios, tratando de imaginarme viviendo en casas peores que la que alquilo porque la guita que heredé no alcanza para nada, o tratando de hacerme a la idea de vivir lejos o de juntarme con mis hijes otra vez. Y todo un desastre. Claro, las casas que me hacen ilusión quedan en Boedo o en Almagro y ni vendiendo el alma al diablo (aunque tal vez...)
Así que decidí que no me quiero mudar, que no hay apuro, que no todavía, que nadie me corre, que puedo seguir pagando el maldito alquiler y que me quedo donde estoy porque quiero disfrutar de esta casa que, no será "mía", pero es mi hogar desde hace 16 años y vaya si me costó sacrificios levantar y sostener y ahora me la quiero rascar a gusto tirada en mi pasto y mis jazmines(que esos sí lo planté yo, o Magda).

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