domingo, 4 de noviembre de 2018

Una gran cocción para una comida nueva



Andruetto: “La literatura es una de las formas privilegiadas de memoria que una sociedad tiene”



3 de noviembre de 2018 InfoBaires24





María Teresa Andruetto constituye, actualmente, una de las más importantes escritoras argentinas y un referente ineludible no solo en cuanto a lo referido a la escritura, sino en cuanto al compromiso que conllevan su labor y su obra. Reconocida en todo el mundo, Andruetto fue la primera ganadora argentina -y en lengua castellana- del premio Andersen (llamado también “el pequeño Nobel” y considerado el más prestigioso de la literatura infantil) otorgado en el año 2012. Recibió, además, numerosos premios nacionales e internacionales.

Por Alma Rodríguez

Su producción, que abarca desde libros para chicos y adolescentes a novelas y cuentos para adultos, recorre temáticas que van desde la lucha por la identidad y la memoria pasando por las secuelas de la dictadura (en Lengua madre o en Quién soy, relatos sobre identidad, nietos y reencuentros), la inmigración (en Stéfano), el universo femenino desde una mirada feminista (en Cacería), la militancia (en La mujer en cuestión) así como la vida sencilla de quienes habitan los lugares más postergados y alejados del territorio (en No a mucha gente le gusta esta tranquilidad) entre otros. Con la mirada puesta siempre en los márgenes, su obra es fundamental para poder reflexionar sobre la realidad que nos atraviesa.

El sábado 10 de noviembre estará a cargo del cierre durante las Jornadas sobre Literatura e Historia que se llevarán a cabo en La Nube (Centro dedicado a la infancia y a la cultura) en donde hablará acerca sobre la temática del encuentro y de toda su obra. Antes de su paso por Buenos Aires, Andruetto mantuvo un diálogo exclusivo con Infobaires24.

En alguna oportunidad vos dijiste que un escritor es como un gran reciclador, que escucha, que lee. ¿Cómo es escribir en esta realidad ubicada en una coyuntura tan complicada como la que estamos atravesando en Argentina y en Latinoamérica? ¿Pensás que, de algún modo, la realidad en la que el escritor/a está inmerso/a determina su escritura? ¿De qué manera?
En un sentido o en otro, la realidad siempre nos determina a las/los escritores/as como a todas las personas. Ya sea porque tenemos conciencia de lo que sucede, ya sea porque lo ignoramos, porque la indiferencia o la ignorancia nos vuelven aún más permeables a ser penetrados por formas de pensar y sentir que no son nuestras y hacen muchas veces que por nuestra boca hablen ideologías contrarias a nosotros. Pero en la escritura esto no es directo ni es inmediato. Recorre hacia el interior de quien escribe caminos misteriosos, múltiples procesos de transformación y metaforización. De ahí la importancia de que quien escribe se escuche a sí mismo, sea capaz de asomarse a ese abismo que toda persona es, no como un esclarecido/a sino como uno/a entre tantos de una sociedad, tan único/a como cada individuo lo es y al mismo tiempo tan común, tan como todos. También sucede muchas veces que cuando lo que nos rodea es demasiado doloroso corremos el riesgo de anestesiarnos, de acostumbrarnos y entonces ciertas palabras o ciertos asuntos dejan de conmovernos. La escritura, cuando es profunda, cava en esos sitios buscando una verdad de otro orden, algo todavía vivo bajo la hojarasca de palabras, algo que nos conmueva.

En una entrevista, comparaste a la escritura con una gran cocción que procesa alimentos de todo orden para hacer una comida nueva. Para quienes leímos tu obra, sabemos que hay temas recurrentes en ella. Uno es el tema de la mujer, otro es el tema de la memoria (y por lo tanto de la identidad) y otro es el tema de la inmigración. ¿Siempre supiste que querías escribir sobre eso o ellos fueron apareciendo e imponiéndose?
No supe nada de antemano, todo lo que sé de mí fue apareciendo en lo que escribo. La escritura como una escucha profunda, como un camino de conocimiento a la vez hacia mí misma y hacia la sociedad en la que vivo. Imaginé a personajes mujeres, alimentada por tantas mujeres que conocí, mucho antes de saberme feminista. Todo proviene de esa escucha de mí, de que algo en mí haya sido capaz de reconocer a inmigrantes, a mujeres frágiles o fuertes, a luchadores sociales, a pobres o despreciados, desde muy chica he sentido esa empatía hacia el dolor de los demás. Algo de eso atraviesa siempre lo que escribo, mucho más allá de mis intenciones.

¿Por qué es necesaria la presencia de la historia y de la memoria en la literatura?
La literatura es memoria. Es una de las formas privilegiadas de memoria que una sociedad tiene. Una memoria no oficial, no estandarizada, no convertida en clisé. Memoria también de “lo menor, de lo pequeño”, de lo intimo, de lo secreto. La literatura vendría a ser algo así como el conjunto de expresiones a través de las cuales una sociedad se piensa, se siente o se imagina a sí misma.

En muchos casos, las mujeres que protagonizan tus historias están vinculadas a la militancia y al compromiso político. ¿Qué hay de tuyo en ellas? ¿Pensás que escribís una literatura que puede ser leída desde una perspectiva de género?
Sí, creo que buena parte de lo que he escrito puede entrar y de hecho ha sido leído así muchas veces, desde una perspectiva de género o como novelas o cuentos sobre la dictadura. No me parece mal mirar las obras desde ciertas perspectivas que la lectura de esas obras habilitan, pero sabemos que si lo escrito es profundo siempre desborda las clasificaciones, se desacomoda, nos despeina.

¿Cómo ves a la industria editorial en este momento político/ económico?
Me preocupa mucho la recesión y depresión del consumo de libros por la política económica que lleva adelante este gobierno, con el consecuente detrimento de la industria editorial. La literatura es una forma del arte que en gran medida necesita de la industria para existir. Si la industria editorial de un país se resiente también se resiente la literatura de ese país. Esto para no hablar de la cantidad de personas que viven de la industria editorial, hacedores de múltiples oficios que un libro requiere, que ven en riesgo su trabajo o incluso lo han perdido.

La escritura de María Teresa Andruetto es de esas escrituras que atraviesan, marcan, resisten, cuestionan. Porque su lengua, la literaria, es la madre de todas las lenguas.

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