sábado, 21 de octubre de 2017
Problemitas obvios con la vivienda familiar y lo fantasmagórico
Soñé que yo estaba más chapa de lo que estoy normalmente. Venía que mi excasa de la calle Alberdi, la que más amé y de la que me tuve que ir por decisiones ajenas que yo obedecí pelotudamente porque era pelotuda, estaba abandonada o en venta. Yo venìa a mi casa actual y encontraba el manojo de llaves viejas de aquella casa. Iba (por calles que ya me suenan de otros sueños), entraba con las llaves (pienso ahora en la mujer de Barba Azul) y dejaba ahí dentro, en una mesa que había (ahora que lo pienso la casa estaba toda amueblada) mis carpetas, ni nekbook, mi bolso. Salía y no sé cómo Gustavo me decía que esa casa estaba alquilada por otros, que cómo me había metido así. Volvíamos a Alberdi y mis cosas ya no estaban. Aparecía mi abuela, la Nonna, viva, amable, y me decía que desde que yo me fui esa casa estaba habitada por un matrimonio con una hija. Mi abuela decía "nosotros" vivimos acá ahora (nótese el paralelo con la peli "Los otros"). Gustavo y yo sentíamos una llave en la puerta y era el dueño que volvía. Yo intentaba pedir disculpas por mi desvarío, pero el hombre me decía que no me preocupara, que ellos ya sabían que yo era así y que no lo hacía por maldad. La esposa y la hija se sentaban a comer lo más normal del mundo. El hombre me decía si podía correrle mi dodge que yo había dejado en la puerta y no le dejaba entrar su auto. Yo salía y veía mi autito estacionado como al borde del arroyo que parecía una zanja de vereda o un acantilado. Muy cumbres borrascosas. (Y ahí me desperté. O desaparecí)
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