Yo que nunca aprendí italiano, que lo tengo en las orejas por abuela y padre cantor pero que siempre le tuve como repulsa, como rechazo a esa línea hereditaria y autoritaria, yo que nunca pensé que fuera interesante ni mucho menos lindo: Me descubro a mí misma captando sonidos y sentidos en la poesía original de Pavese y de Montale, me doy cuenta de las aliteraciones y los susurros, los juegos de repeticiones y espejados, no capto los dialectos pero escucho rimas y métricas y ritmos y me divierto juzgando cuánto a perdido el traductor (tradutore, traditore).
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