jueves, 4 de mayo de 2017

Rosario Tijeras: Primeros 8 capítulos

A primera vista (y siguientes) es un culebrón mexicano. Por eso y a pesar de eso me está gustando mucho: remetida con esos típicos personajes de clase alta y clase baja enfrentados y unidos por el amor y las bandas de traficantes de cosas varias. La típica minita sacada se enamora del chico prolijito y viceversa, las típicas minitas trepadoras quieren embarazarse para casarse con el de guita, los típicos chaboncitos de la calle quieren cuidar a la hermana rea y los típicos machirulos marcan territorio con armas y dinero. Pero algo más hay en esos personajes que me atrae. Quizás sea solamente fascinación por el lenguaje, ando toda mexicanota con "no manes, cabrón" y "qué chido" y "guey" y "simon" y "sisterna" en la cabeza (Ver aparte reflexiones sobre el spanglish)



Rosario Tijeras y el espanglish: Suele estudiarse en linguística que las lenguas tienden a la comunicación práctica y a la economía verbal. Las lenguas en contacto suelen ser ejemplo de formas en que dos o más grupos se relacionan verbalmente por necesidades y urgencias de territorio en común. Contra eso tengo dos ejemplos de la serie mexicana que estoy mirando que se basan, creo, en la creatividad inútil, el juego y la alegría del lenguaje extraño domesticado: 1. "Simon" como afirmativo en vez del simple "si", creo, por generalización del inglés materno-obediente: "Si, mom". 2. "Sisterna" como vocativo para la amiga que es como una hermana o "sister". Corríjanmé si me equivoco.

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