Todes creerán que ya era hora de que, siendo docente, tuviera impresora propia para imprmir y fotocopair cosas como planificaciones y pruebas pelotudas. Pero no, mi nueva adquisición sirve, principalmente para: Empapelar mi casa con fotos de Milena, armar repertorio de canciones con acordes y reescribir poemas nuevos y viejos que no entraron en El cajón de las manzanas podridas.
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