Mi editora me marca en la prueba de galera que no he elegido epígrafe ni dedicatoria. Pienso que quiero elegirlos sin pensar mucho, que si lo razono voy a tener miles de opciones y meva a doler elegir solo una. Entonces aplico mi adorada técnica del olfato: ir oliendo por dónde algo me llama, me calienta, quiere hacerse presente. Tengo cerca un libro que me regaló mijita sin saber que yo lo deseaba hacía mucho, en una edición hermosa y artesanal, cuyo contenido tiene que ver con mis lecturas más urgentes y placenteras. Lo abro y leo un par de párrafos, digo éste es genial, digo éste otro viene como anillo al dedo, hasta que encuentro el inevitable y le agrego su consecuente dedicatoria:
“MACERACIÓN: Casi todas las plantas fragantes y algunas flores se prestan a la maceración, para ser usadas luego en esencias puras o en óleos esenciales para las unciones y los embalsamamientos de seres vivos.”
Monique Wittig y Sande Zeig. Borrador para un diccionario de las amantes
A todo mi ecosistema doméstico y a cada uno de sus amantes seres
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