El truco es no pensar en lo que tenés que hacer dentro de una hora, a la tarde, mañana, la semana que viene. Mucho menos pensar en lo que todavía no hiciste aunque deberías haberlo hecho hace una hora, dos días o la semana pasada. La cosa es hacer lo que estás haciendo segura de que lo estás haciendo lo mejor posible y que andando se acomodan los melones, decía mi tía bigotuda.
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