martes, 16 de agosto de 2016

Tarde piaste

Él me llama y mi odio crece. él no entiende por qué no estoy feliz de que por fin se haya decidido a llamarme sin excusas, sin motivos ocultos, simplemente "para hablar de todo". ¿Qué le voy a hacer? Odio su tono relajado, su quererme explicar, su paciencia que me suena falsa y manipuladora, sus gestos de seducción, sus cacherismos repetidos y los nuevos también.
Es una pena: a veces el olmo da las tan pedidas peras pero una ya no tiene ganas de comérselas.

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