El desastre de la primera guerra mundial, los conflictos personales y sociales, los cambios en las jerarquías, las costumbres y las relaciones, las casas, mobiliarios, vestidos,calles de la Inglaterra de principios de siglo, los amores y los odios familiares y entre los sirvientes y amos: todo está tan bien mostrado y relacionado que me olvido que es de las pocas series sin clones, ni dragones ni magos ni vampiros ni hombres lobo que me apasiona.
Los pequeños gestos de la gente cuyo principal talento es esconder sus sentimientos, ocultarse, aparentar, son geniales. La ironía de la condesa viuda es imperdible y también los pequeños grandes cambios que la familia noble tiene que ir aceptando para transformar su casa en hospital y para dejar que sus tres hijas mujeres elijan qué vida llevar en una época que deja atrás las viejas tradiciones. Hasta los comentarios sobre la moda "para quedarse en el chaise lingue" o la nueva para "hacer cosas" son deslumbrantes. Ah,también sobre los cortes "masculinos" que comienzan a usarse en París.
Los casos de cada mujer que debe casarse y cómo sus percepciones, deseos y necesidades se modifican según su clase y su vida pasada y futura: la que se comprometió con el soldado moribundo, la que ama pero jamás se rebajaría a ser la segunda opción, la que quiere huir con el chofer que ya no es chofer sino periodista y político, la que pacta con el nuevo rico, la que no quiere divorciarse de un hombre que odia,la madre soltera tentada por un abuelo facho, la que esperó toda su vida para dormir en una cama prestada su noche de bodas con el valet.
No hay comentarios:
Publicar un comentario