Anoche dormimos juntos. Sé que me desperté más de una vez y le pregunté qué había hecho él y qué había soñado yo sola. Sé que fue muy dulce tenerlo en medio de la cama y de las imágenes oníricas que continuaban esa cama. él se levantó también contándome lo que había soñado, en el desayuno, mientras él, él o yo, cebaba los mates.
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