viernes, 18 de marzo de 2016

Se fuerza la máquina

Ya el domingo 6, anterior al inicio de clases, Silvana me vio una cara de destrucción que dice que no me había visto nunca. El primer lunes creí que me moría. De depresión y de cansancio, de emoción en el patio, de desubique en sala de profes, de perdida en la vida escolar.
El mates y el miércoles parecí mejorar. El jueves me caía, no llegaba a las 5 de la tarde entera. Seguí. El viernes tenía 38 de fiebre pero paracetamol y clases y canto y muestra de percusión a la noche.
A partir del sábado mi cuerpo se rindió. Qué horrible es estar enferma. Una semana sin sentido, confundiendo menopausia con mareos con dengue con médicos pelotudos con tristeza con dolor en todo el cuerpo. Uf, vamos volviendo.

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