"En contra de la tesis de que pensamiento es lo que surge acabado, o incluso es la expresión misma, Wiraldo forzaba el pensamiento hasta enrojecer de tensión. Lo extraía del cerebro como una larga tenia y lo iba engastando en un lenguaje que nunca dejó de ser rudimentario. Un día estuve pensando tantas horas que de golpe entré en el pensamiento de otro. Le digo que no me sorprendió. Ya otros habían entrado antes en mí. Y le digo que con el tiempo lo fui consiguiendo sin tanto trabajo. Mire, no andemos con vueltas: yo le aseguro que esta capacidad la tenemos todos.Lo único que yo la llamo la Panconciencia."
Marcelo Cohen. "Panconciencia. Un ensayo", en Los acuáticos.
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