Dice en feis Ariana Harwicz
Traduciendo mis textos al francés con Barbara Garbarz, muchos franceses académicos, intelectuales, verdaderos bilingües (no como nosotras) verdaderos traductores (no como nosotras) nos dicen que no, que eso no es posible, que esa no es la lengua francesa, que ahí va una coma, que ahí va un punto, que está mal, que no se pregunta así, que la formula francesa hay que respetarla, entonces al leer sus traducciones ya no son esas novelas sino otras, correctas, bien francesas, y bien muertas también.
Mi editor Damián Tabarovsky me cita el ejemplo de Copi, él escribió este artículo para Letras Libres. No puedo estar más de acuerdo.
Mi editor Damián Tabarovsky me cita el ejemplo de Copi, él escribió este artículo para Letras Libres. No puedo estar más de acuerdo.
“¿Qué es un escritor prestigioso? Un escritor que no molesta a nadie. O mejor dicho: que no molesta al lenguaje, que no sospecha de la dimensión ideológica de la lengua. El escritor prestigioso es el que deja la sintaxis intacta. El escritor prestigioso acumula reconocimiento, notoriedad, renombre; acumula traducciones, pertenencia a editoriales con catálogos bien construidos, notas importantes en suplementos culturales, tesis de doctorado sobre su obra; acumula algún premio importante; acumula opiniones sensatas sobre literatura, cultura y política; acumula, como dice la sociología, un capital simbólico. Pero Copi no acumula: despilfarra”.
“Porque si alguna excentricidad hay en Copi no es estética, tampoco política, mucho menos en sus moeurs (gay, fumón, antiperonista y algo travesti: nada que no seamos todos) sino que es topográfica. Lleva la sintaxis hacia una frontera, un límite, hacia una excentricidad de la lengua. Copi inventa un idioma nuevo que, de algún modo, juega con el frañol (francés entremezclado de español). El asunto de la literatura, para Copi, es vérselas con el lenguaje”.
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