Dice en feis Felix Bruzzone
Me intercepta un sapo. Está preocupado por el tema dengue. Le dijeron que en mercado libre venden sapos como él, así gorditos, a $300. Los buscan para exterminar mosquitos. ¿Pero eso no te viene bien a vos? Ahora en vez de revolearte por el aire te quieren, te necesitan. Es más complejo, dice. Habla de que si lo venden va a sentirse un eclavo. Prefiere la libertad de ser revoleado. Volar es libertad. Además, dice que la cacería es apenas el comienzo. Después van a ir a parar a criaderos y los campos de concentración. Además, ¿cuántos en mi familia son así, gorditos? Me llevan a mí solo, me separan de mi mujer, de mis hijas. ¿Todas hembras?, pregunto. Todas santas, dice. Me voy a otra pileta. Hay sapos construyendo un bunker. Atrapar un sapo y venderlo me salva de limpiar dos piletas. Y es una pavada. Mirá a todos esos ahí, tan inocentes. La vida tiene momentos así. Hay que decidir entre destruir familias y hacer campos de concentración o trabajar en lo de uno. Se los ve bien a los sapos del bunker. Mamá papá y cinco pibes. Siempre quise tener cinco. Los dedos de la mano. Un pibe por dedo. Los dedos de la mano derecha o los de la izquierda. Cualquiera de las dos.
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