"Panconciencia.
Previsiblemente la aparición de la palabra justa permitió controlar la experiencia. A lo sumo hace falta un pueril adiestramiento. La Panconciencia aflora cuando las funciones normales del cerebro se reagrupan en conjunciones nuevas, fue el eslogan con que M. y O. condensaron sus pretenciosas teorías. Para estudiarse a sí mismo hay que olvidarse de sí. Olvidarse de sí es permitir que la Pcanconciencia prevalezca en uno, aprovecharon para decir los misticistas. Pero un ejército de consumidores deprimidos clamó: Panconciencia para todos. LA exaltación queno tardó en propagarse debería ser comprensible aun en esta época. Un estado general de ensoñación risueña, como si todas las plantas del Delta segregaran el mismo gas hilarante."
Marcelo Cohen. "Panconciencia. Un ensayo", en Los acuáticos.
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