Mijita me rompe el corazón cuando me hace callar o desprecia mi conversación. Se ve que se me nota en la cara el corazón astillado. En dos minutos deshace su maldad y me sigue por todos lados para que yo no haga pucheros. Es tan sencillo y tan dulce. No sé como el resto de los malvados que me hieren no aprenden.
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