miércoles, 21 de octubre de 2015

Temas irrelevantes pero irresistibles

TOP 10

Promesas cumplidas

Los 10 mejores debuts de la literatura argentina.

21 de octubre de 2015

TOP 10

Promesas cumplidas

Los 10 mejores debuts de la literatura argentina.

21 de octubre de 2015

por WALTER LEZCANO
¿Importan todavía los rankings? ¿Los temas de los 40 Principales? ¿Los más poderosos según Forbes? ¿Los libros del año del New York Times? ¿Los mejores laterales derechos de la historia? Los rankings no sirven para nada, se dice mucho ahora. Toda lista es arbitraria, se dice también. ¿Cómo vas a decir que tal guitarrista flamenco es mejor que tal otro guitarrista flamenco? O: ¿en qué te basás para decir que La era de la boludez es el séptimo mejor disco de la historia del rock nacional y que Divididos por la felicidad es el quinto y que Canción Animal es el noveno? En nada, por supuesto. Los rankings no sirven para nada y son arbitrarios. Por eso nos gustan. Y por eso iniciamos hoy Top 10, una sección de rankings inútiles y arbitrarios que publicaremos periódicamente sobre temas irrelevantes pero, esperamos, irresistibles.
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En el último libro de Fabián Casas, Titanes del coco, el personaje principal, Andrés Stella, tiene algunos latiguillos interesantes. El que me interesa resaltar en este momento tiene que ver con notar los detalles de la vida cotidiana que, a su parecer, merecen que se les preste verdadera atención y hacer de eso un estudio razonado. Dice, por ejemplo: “Se podría escribir un ensayito sobre las formas de abrir las puertas y lo que eso significa.” En ese aspecto, y yendo al objeto de nuestra lista, un primer libro es una forma, nada sencilla, de abrir una puerta e ingresar a un mundo intangible, indescifrable y desconocido. Hablemos hoy de los mejores debuts en la literatura argentina. Se podría hacer un ensayito al respecto: sobre primeros pasos deslumbrantes, sobre ingresos memorables, sobre entradas que siguen llamando la atención. Por lo pronto hice una lista y, por supuesto, cada lector puede hacer la suya. Este tipo de elaboraciones tiene algo de capricho, pero más de estudio, de análisis y de reconocimiento de una perspectiva histórica que produjo el inicio de ciertas tradiciones que todavía nos interpelan.
Acá están, estas son, las obras primerizas que marcaron a fuego, de manera ineludible, un calendario, una época y, en algunos casos, un destino.

10. Los cuerpos del verano de Martín Felipe Castagnet

La ciencia ficción nacional siempre fue un territorio, como Argentina al comienzo del siglo XIX, que nunca estuvo demasiado poblado. Por suerte, eso viene cambiando desde hace tiempo. Es por eso que llamó la atención esta novela que ganó un premio importante en Francia. Los cuerpos del verano de Martín Felipe Castagnet es una historia simple que tiene a Internet como depósito de almas y a la realidad cotidiana como una suerte de experimento fallido. Lo atractivo de este texto, más allá de su tono melancólico que recupera al Ray Bradbury de Crónicas Marcianas, pasa por utilizar las nuevas tecnologías no como un material novedoso sino como un elemento articulado a una maquinaria narrativa que pretende comprender la naturaleza humana.
castagnet

9. Bajo este sol tremendo de Carlos Busqued

Bajo este sol tremendo merece la misma pregunta que se hizo Beatriz Sarlo al referirse a El viento que arrasa de Selva Almada: ¿de dónde sale este libro sorprendente? Carlos Busqued, un completo desconocido dentro del campo literario, escribe una de las mejores novelas de la década del 2000 en absoluta soledad y decide, igual que Saer, obviar Buenos Aires. Manda su original al premio Herralde y no gana, pero es finalista y su texto sale publicado. Cuenta una historia absolutamente seca y certera que sigue la nuca de algunos personajes descentrados, disfuncionales y perversos por el interior del país. Ahora se va a llevar al cine. Una oportunidad más de arruinar algo hermoso.

8. La invasión de Ricardo Piglia

Ahora que se publicó el primer tomo de los diarios de Piglia sabemos que este, su primer libro, le llevó mucho tiempo de escritura y gestación. Publicado por primera vez en 1967, es el comienzo de una de las poéticas más relevantes del continente y de habla hispana. Con cuentos que ya son clásicos argentinos, como Mata-Hari 55,Las actas del juicio y Tierna es la nocheLa invasión le abrió el camino a Piglia para desarrollar un modo de escritura y una figura de escritor. En el 2006 apareció una reedición, luego de casi 40 años, de este volumen y tuvo el agregado de cinco cuentos que habían aparecido de manera dispersa en revistas de la época. Vale la pena encontrarlo y ver dónde empezó una de las historias narrativas más interesantes de esta parte del mundo.
piglia

7. 76 de Félix Bruzzone/Escolástica Peronista Ilustrada de Carlos Godoy.

Cuando la literatura política parecía agotada, o por lo menos una manera de hacerla, aparecen estos libros que demuestran que la literatura siempre tiene para decir de la realidad mucho más que cualquier manual de Historia. Por un lado está 76 de Félix Bruzzone, un volumen de cuentos que en apariencia trata sobre el hecho de ser hijo de desaparecidos pero para mí habla de la manera que tienen las personas de atravesar la orfandad. Y por otro lado aparece Escolástica peronista ilustrada del cordobés Carlos Godoy, un libro de poesía que dejó su huella en el under literario de los blogs y luego caló hondo en las sensibilidades politizadas al llegar al papel. Dos obras que encaran literariamente conflictos sociales de los que nadie se puede desprender, ya sea por omisión, desinterés o por desgarro: los desaparecidos y el peronismo.

6. Las Islas de Carlos Gamerro

Cuando el discurso sobre Malvinas se percibía como dogmático y condescendiente a principio de los noventa, empieza a circular esta novela demencial y, por lo tanto, ambiciosa. Las Islas de Carlos Gamerro lleva adelante su historia con hackers, ex combatientes perdidos, millonarios siniestros, fanáticos de los video games, entre otros personajes, y todo esto en medio de una ciudad decadente y extraña llamada Buenos Aires, donde los rascacielos y los edificios fastuosos son una parte más del decorado impiadoso de un país que se va a la ruina. Por otra parte, Las Islas anticipa como nadie hasta ese momento los desbordes del menemismo y la arquitectura territorial de Puerto Madero como búnker de los poderosos.

5. Punctum de Martín Gambarotta

Si hay un libro que definió la poesía de los noventa es este. Premiado por un jurado que presidía Rodolfo Enrique Fogwill, Punctum fue un poemario que marcó generaciones de escritores a partir de la creación de una voz poética que podía crear personajes del palo y lograr intimidad desde la referencia rockera, barrial, plagada de códigos, pero sin caer en la demagogia. Fue un libro que logró algo que nadie puede predecir: captar algo así como el espíritu de una época.

4. El frasquito de Luis Gusmán

Un libro incomprensible. Cuando salió, en los setenta, y ahora que lo agarro para revisarlo. El frasquito es un texto que expulsa al lector porque generar sus propias normas en las que pide ser leído. Por momentos parece la diatriba de alguien que simula estar poseído por el demonio, de a ratos es la furia de alguien con problemas de habla, y en algunas páginas parecen las confesiones sexuales de un ser que nunca vio la luz del sol ni a ningún otra persona. Algo no termina de funcionar en esta novela y desde su aparición ha hecho un largo camino, incluso ha sido prohibido en la dictadura militar. Lo que significa que hasta el día de hoy sigue siendo un texto vivo.
frasquito

3. El fiord de Osvaldo Lamborghini

¿Cómo retratar la violencia política de los setenta sino como violencia sexual? ¿Todo intento revolucionario de modificar la realidad no es en definitiva una usurpación de los cuerpos ajenos? El fiord es un intento de reflejar posibles respuestas a estos cuestionamientos tentativos que dieron como resultado uno de los textos más revulsivos y, quizás, sensuales de nuestra historia literaria. Una vez que se ingresa a este debut es imposible olvidarlo, y ese, en esta ocasión, es una virtud. Roberto Bolaño decía que le daba miedo Osvaldo Lamborghini. Y a muchos de los lectores de este texto, los de entonces y los de ahora, les ocurre algo similar.

2. La traición de Rita Hayworth de Manuel Puig

Este libro nació por un fracaso. Puig, fanático confeso e impúdico del cine, quería escribir un guión. Empezó a tomar notas sobre sus recuerdos de infancia y, según cuenta en las cartas a su familia, le gustaba cómo iban quedando. Lo que significó, luego, el ordenamiento de esos textos y terminaron resultando una novela brillante y desestabilizadora de un sistema literario ya que borró con maestría la figura del autor. La leyenda dice que este procedimiento Puig lo aprendió luego de “hojear” el Ulisesde Joyce. Comprendió que cada capítulo debía ser diferente. Sea o no sea cierto no importa, esta primera novela marcó un hito para la carrera de Puig, y para la literatura argentina también.
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1. El juguete rabioso de Roberto Arlt

Es conocida la historia: este texto se llamaba en un comienzo La vida puerca y Ricardo Güiraldes le recomendó a Roberto Arlt que le pusiera un título, hoy lo sabemos, inolvidable: El juguete rabioso. La novela cuenta el recorrido existencial que hace Silvio Astier donde la derrota, y una traición inexplicable e inolvidable, aparece en primer plano dando una mirada derrotada y sesgada de la vida. Sin embargo, ¿qué convierte a este argumento de un tango en el mejor debut de la literatura nacional? Principalmente, esa fuerza de la naturaleza que era, más allá de todo, la prosa de Arlt. Mezcla de lecturas muy diversas, traducciones defectuosas y una vida plagada de golpes contra la cruda realidad, Roberto Arlt escribe en estado de gracia. Pero es una gracia más relacionada con la bilis, el dolor y la oscuridad que con lo grato y lo celestial. Desde esos territorios oscuros y venenosos provienen las frases de este escritor que nos dejó una primera novela que todavía recorre las bibliotecas y sigue mostrando que la vida en el planeta tierra es, al fin y al cabo, el infierno tan temido.

Walter Lezcano es docente, periodista y narrador. En Twitter es @lezcanowalter.

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