martes, 13 de octubre de 2015

¿Por qué gritan 60.000 mujeres en la calle?




ENM DE MAR DEL PLATA

¿Por qué gritan 60.000 mujeres en la calle? Los reclamos, la represión policial y lo que dejó el 30 ENM

Durante el Encuentro de Mujeres de Mar del Plata hubo dos femicidios en la ciudad, una denuncia de violación de una de las participantes y represión policial durísima frente a la Catedral que terminó con la detención y el encierro de tres activistas. Triunfos y heridas del XXX Encuentro Nacional de Mujeres. Fotogalería en HD


Más de 60.000 mujeres -algunas dicen hasta 70.000- de distintas provincias se reunieron para el XXX Encuentro Nacional. Fue el record histórico de los encuentros anuales. Muchas llegaron autoconvocadas gracias a ese gran sacudón social que fue la marcha del 3 de junio. Los reclamos para poner fin a la violencia machista, institucional y patriarcal están más vigentes que nunca. El alerta por el número de femicidos y la impunidad con la que se maneja la justicia frente a las denuncias por maltratos, abusos y violencia de género (solo en Mar del Plata hay 400 denuncias mensuales) lleva a que algunas voces se alcen en un pedido de la declaración de Emergencia Nacional. Pero, oh dolor extremo, la violencia que se debatía dentro de las aulas, se presentó en forma real y carnal: dos femicidios, represión policial y abuso sexual en el mismo escenario del Encuentro.


Desde los puntos más lejanos del país llegaron con bolsos, mochilas y pañuelos. Debatieron durante dos intensos días en las distintas escuelas de la ciudad sobre las temáticas más variadas y mas específicas. Los hechos hablan por sí mismos: mientras en el taller "Mujer y femicidio" que se desarrollaba en la Escuela Media N°2 la madre de Claudia Salgán, asesinada el pasado 8 de julio a manos de su pareja, narraba la lucha judicial por la que atraviesa en los tribunales de La Plata para sostener la carátula de femicidio, una de las organizadoras ingresó para anunciar que dos mujeres habían sido asesinadas en Mar del Plata en el transcurso de 24 horas. "No queremos que nos sigan matando", se oyó. 
“La primera relación que tuve en mi vida con un chico fue violenta pero yo no lo sabía, pensaba que eso era normal. Pude salir porque mi mamá es una luchadora del movimiento de las mujeres desde hace muchos años y me hizo entender que cuando mi novio me decía ‘sos una puta’ ‘o no podes salir con el pelo suelto a la calle porque te queda muy lindo’ era violencia", cuenta una de las integrantes del mismo taller. “Soy de san Lorenzo y de ahí desapareció Paula Perassi, secuestrada por un amante que la llevó a abortar obligadamente. Ella murió en el procedimiento, eso se sospecha, y por eso la hicieron desaparecer. Como este hombre, dicen, tiene relación directa con jueces y gente poderosa del lugar, no avanza la investigación.” De este tipo de testimonios, muchos, ¿estrategias? ¿cuáles? ¿cuántas? La segunda parte del taller estuvo dedicada a esto, a pensar qué se puede hacer para que no suceda más.

Crónica de una marcha
La revolución empieza por la cama, por la casa, pero en este estado de situación, no se puede quedar encerrada en lo privado. 
“Mujer que se organiza no plancha más camisas”; “mujer escuchan únete a la lucha”; o “Misoprostol, qué grande sos” (con tono de marcha peronista pero anti k) fueron algunas de las consignas que se cantaron en la calle frente a la mirada azorada de los peatones de fin de semana largo que, haciendo la cola en el teatro de revista, no se esperaban semejante dosis se realidad. Stencils, capuchas, redoblantes, tomaban la ciudad. Lo que se pedía, para algunas, valía mucho más que la pintura para un paredón con aerosol: aborto legal seguro y gratuito, libertad sexual, libertad para ser y andar vestidas como se nos da la gana sin invasiones, sin persecuciones, sin violencia. 
Al ritmo de los tambores se bailó, se compartieron risas y abrazos, aun ente desconocidas. La energía de las mujeres se potencia en lo grupal cuando la lucha es por defendernos y se achica en la soledad del encierro y el miedo. Carteles hiper creativos con fotos de Papa Francisco, disfraces, gorros de brujas se hacían notar. Las Socorristas en Red (organización que se dedica a asistir a mujeres con necesidad de abortar que no cuentan con recursos para la clínica privada) llevaban puestas pelucas rosas y portaban una bandera enorme que, llegado el momento, encabezó la división de la marcha hacia la Catedral marplatense. Sindicalistas de empleadas domésticas, cooperativistas textiles, mujeres de pueblos originarios, educadoras, médicas, abogadas de género, activistas bisexuales y lesbianas, integrantes de (casi) todas las franjas políticas, muchas militantes universitarias, amas de casa y madres de chicas violadas y asesinadas. Juntas caminaban en una columna interminable.
La marcha que salió originariamente de Av. independencia y Luro se dividió, como era de esperar. Todos los años, algunas agrupaciones eligen realizar un escrache a la Catedral local en lugar de seguir el recorrido propuesto por la Comisión Organizadora del Encuentro. Cuando llegaron a la plaza, se encontraron con que algunos fieles de la derecha católica y grupos neonazis (hay fotos que muestran esvásticas pintadas en los cajones que usaban para taparse) estaban apostados rezando. Circularon gritos, reclamos, acusaciones a la institución eclesiástica por frenar la legalización del aborto y la educación sexual, cuando no los cuestionamientos la doble moral de la pedofilia. 
“Saquen sus rosarios de nuestros ovarios” era a esa altura el grito predominante. Las mujeres tiraron una reja protectora que casi no opuso resistencia e invadieron las escalinatas. Algunas treparon y cantaron desde arriba con los pechos al aire. La respuesta fue inesperada, porque los escraches de este tipo se repiten año a año pero esta vez tuvieron una respuesta policial de las más duras. La policía apartó a los fieles de la línea de la puerta de la Catedral. Primero lanzaron gases lacrimógenos, gas pimienta y levantaron los escudos. Como las militantes no se fueron, y como no se terminaban de alejar, al rato empezaron las balas de goma que iban apuntadas directamente a los cuerpos y lanzadas por policías marplatenses (Bonaerense) de civil vestidos de azul. Muchas chicas fueron heridas en piernas, brazos y terminaron perdidas y confundidas por las calles de los alrededores. Los grupos que se iban disgregando intentaban permanecer juntos.
Tres activistas terminaron arrastradas por la fuerza policial adentro de la Catedral y, cerradas las puertas, no se sabía lo que sucedía del otro lado. Al grito de “lárguenlas”, “suéltenlas” las amigas-compañeras reclamaban que las liberaran, pero esto no sucedería hasta dos horas después, cuando abogadas de por medio y revisación médica (estaban golpeadas), las dejarían salir. Mientras tanto, el resto de las mujeres que habían salido de la Catedral, se congregó en la Plaza San Martin intentando contactar a gente de derechos humanos, de la Secretaría de la Mujer de Mar del Plata y de la asociación HIJOS, a la que pertenecen dos de las detenidas. 
"A tu compañera la detuvimos por puta"; "Están bien pero van a aparecer muertas". Éstas son las respuestas que daban los policías cuando se les preguntaba por las detenidas, según un comunicado de la agrupación HIJOS. Grupos neonazis y squinheads, además, daban vueltas por la zona, sumando otra dosis de terror al terror. Cuando veían uno, las chicas le gritaban o le sacaban fotos. 
La detención y herida de las mujeres que marchaban fue uno de los saldos del ENM. Llama la atención que en el número 30 viniera de la mano con la represión más dura. Fue precisamente el encuentro posterior a la lucha multitudinaria del #NiUnaMenos.
El otro saldo, el que no sale en la televisión ni se puede filmar con una cámara casera, es el que se vivió adentro de los talleres. La reflexión, los cantos, el empoderamiento, miles de estrategias de liberación de la sexualidad, de la voluntad y de la fuerza. Ladran Sancho.

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