domingo, 30 de agosto de 2015

La figura del matadero también funciona en Brasil

RUIDO DE FONDO

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Carne sobre carne

De ganados y de hombres es la primera novela traducida al español de Ana Paula Maia (Nueva Iguazú, 1977). Antes habían aparecido relatos suyos en las revistas Orsai yGalerías. Cuando publicó vía web la novela noir La guerra de los bastardos, fue catalogada por la crítica vernácula como la heredera de Rubem Fonseca. El vínculo más estrecho se define a partir de la concepción que tiene el autor de Los prisioneros sobre el oficio: el escritor debe “decir lo que no se debe decir, decir lo que nadie quiere decir, decir lo que nadie quiere oír.” Maia presenta a Edgar Wilson, un personaje recurrente en sus novelas, que trabaja como aturdidor de un matadero. Edgar no se permite maltratar al ganado: no solo por su aprecio sino porque su experiencia le dice que depende del tipo de golpe que haga, la carne saldrá más o menos sabrosa. En una ocasión, su patrón le pide que lleve una factura a una fábrica de hamburguesas. Allí prueba por primera vez una. El realismo es visceral: el precio de mercado de una hamburguesa equivale a lo que Edgar gana matando diez vacas. Maia pone en tensión la supervivencia y la incomprensión, rasgos animales que tienen presencia en los empleados del matadero: “El silencio recubre la cabeza de ambos. Son confesiones de sangre y muerte entre los que ya están condenados. Hay otros como ellos al costado de la ruta, encima o debajo del suelo.”
La referencia de Steinbeck, ya inscripta desde el título, no es casual. Los demás personajes que presenta Maia no persiguen grandes ambiciones. Así como George y Lennie en De ratones y hombres peregrinan en pos de una porción de tierra, Emeterio, el empleado más viejo del matadero, sumerge la cabeza en el agua para cumplir una apuesta y poder comprarle un par de anteojos a su hija. Bronco Gil, el capataz, también es un desdichado: fue rescatado de una tribu a los doce, ya con un testículo menos por el ritual de iniciación, luego perdió sus posesiones jugando, hasta quedar sin un ojo culpa de un buitre. El sacrificio de y por la carne, como figura bíblica, se hace presente en el desarrollo de la trama. Como en la frase de “El Arriero”, los empleados velan por la seguridad del corral: en determinado momento las vacas israelitas y libanesas se mezclan -lo que supone un inminente conflicto-, y un posible depredador acecha.
En algunas entrevistas para la televisión brasileña Ana Paula Maia confesaba que era una lectora tardía y que se sentía tan influenciada por Dostoievski como por los films de Sergio Leone y Quentin Tarantino. La densidad de los personajes -todos hombres- y la brutalidad de la historia lo atestiguan. En la narrativa latinoamericana reciente, la faena está presente en autores como Luciano Lamberti, Liliana Colanzi, o Carlos Ríos por citar solo algunos. De ganados y de hombres evade la discusión sobre lo comestible, para desviarse hacia una discusión que subyace el condicionamiento social, una desigualdad de oportunidades que, como sugiere Maia, se hace carne en la cotidianidad.
de ganados y de hombresDe ganados y de hombres
Ana Paula Maia
Eterna Cadencia
Traducción: Cristian De Nápoli
152 páginas


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