Mientras escribía Amor invertido, en París, fui a buscar la tumba de Apollinaire. Me perdí. Entre tumbas llegué al señor Pezon. Junto a él, la familia Guillemette. Supuse que estaba cerca. Y efectivamente, de espaldas, el menhir. Si no fuera que saqué fotos, me tomarían por una fabuladora. Cosa que soy. No en este caso.
No hay comentarios:
Publicar un comentario