lunes, 3 de agosto de 2015

Alupno al volante del 371

El chofer del bondi que me trajo hasta casa era alupno mío. Hola, profe, me dijo el lindo, mientras yo pasaba la sube. Hola y le di un beso como se merecía. No me acuerdo (ni le pregunté) su nombre, ni año, ni escuela. No sé si le enseñé el sujeto y el predicado, lo obligué a leer El Quijote o descubrimos juntos alguna novela juvenil. No sé si fui su pesadilla y todo bien, pero un orgullo ese hombre sonriéndome al volante.

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