Elga (tito bebé) se asustó anoche del gato feo del vecino. No sabíamos dónde había ido a esconder su miedo. Me dormí pensando en que no puedo controlar el destino de todos los seres asustados que pasan por mi vida. Mijita se fue esta mañana encargándome que, cuando me levante, me fije. Como siempre, la vida me demuestra que no soy imprescindible (y eso es tan tranquilizador como inquietante): Loto durmió lo más pancho toda la noche en la pieza de Rafa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario